Presentación.
Dice Juan Gelman que “La poesía es un árbol sin hojas
que da sombra”. ¿Cómo se puede pensar que un árbol
desvestido de sí mismo, de sus alas, sus redes para que el
sol y el aire no lleguen hasta lo más profundo de la tierra,
en medio de la ausencia de la luz pueda dar sombra,
frescor, reposo? Precisamente ése es el poder de la poesía.
De la palabra que baila en las páginas del antiguo árbol,
mientras en cada giro, en cada vuelta, construye sentidos
cercanos o lejanos, pero no menos presentidos o actuantes.
En Ausencia es presencia de lo cantado. La constatación
de lo ausente hace presente aquello que falta o de lo cual
estamos privados: ante la ausencia del amor, la poesía, la
palabra, logra el conjuro y los hace presente, lugar, acción
cotidiana: Sin embargo; confío, sueño, espero, deseo,
te amo”. Metáfora análoga al olvido de memoria; sólo es
posible olvidar -en caso de que sea posible- aquello de lo
que tenemos memoria, porque como dice Mario Benedetti
“E1 Olvido está lleno de memoria”.
En ausencia de Victoria Martínez, representa metáforas
cercanas, lejanas, cotidianas, sorpresivas, que se nos van
presentando ante los ojos y la memoria; antiguos o nuevos
sentimientos y emociones que se conjugan con palabras
para acercarnos un poco más a la vida. A la de todos los
días. A la del tropezarse y levantarse; a la del soñar y estar
denitivamente despierto, sosteniendo convicciones y
principios; a la del hacer y deshacer innito de la palabra,
que es como decir, de la vida: “Y convicta y confesa /
irresolutamente /abro mi cuerpo al amor /Con frenesí /
éxtasis, delirio.
Celebremos en Ausencia.
Celebremos la Poesía.
Berta Vega