Colección Poesía y Narrativa
Ediciones Clío
En Ausencia
Maracaibo/Edo. Zulia
Prof. Victoria Martínez
Colección Poesía y Narrativa
Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”
(UNERMB)
Ediciones Clío
Dierctor: Dr. Jorge Vidovic
Unidad de Publicaciones: Jesûs Mata
Unidad de Comunicaciones y
Relaciones Pûblicas: Henry Rodriguez.
® 2019. En Ausencia Victoria Martínez Carvajal
Colección Amanecí de Bala
1era. Edición Versión digital
Depósito legal: ZU 2019000132
ISBN: 978-980-427-134-2
Diseño y diagramación: Hilario Atienzo
Yayoatienzo@gmail.com /
039 347 386 3853
Portada: En el olvido ilustracion Digital H. atienzo
Todas las ilustracones fueron elaboradas para este libro
en digital con la aplicaciòn del photochop.
Universidad Nacional Experimental
“Rafael María Baralt”
Lino Morán Beltrán
Rector
Victoria Martínez Carvajal
Vicerrector Académico
Leonardo Galbán Stormes
Vicerrector Administrativo
Duglas Piña
Secretario Rectoral
¿Qué es la poesía? se preguntaba Rafael María Baralt en
su discurso sobre Chatebrían y sus obras; ¡se respondía
así mismo!; “La poesía es la verdad intimas de las cosas
visibles o invisibles, de las cosas reales o de las imaginarias,
de los misterios de la razón o de los sueños de la fantasía.
¿La verdad intima, se entiende, no de los pormenores sino
de las emociones y sus causas? La poesía es el mundo de
las realidades y el de las cciones, fundidos en la turquesa
mágica del ingenio, que forman de los dos uno solo”.
La colección de Poesía y que lleva por nombre amanecí
de bala rinde homenaje al poeta venezolano Víctor Válera
Mora (1935-1984), nombre tomado de su libro homónimo,
“uno de los más singulares poetas venezolanos y uno de
los más desenfadados que haya producido la lengua.-
Mejor conocido como El Chino Valora Mora, su obra,
poco celebrada fuera de su país, es no obstante tina de
las referencias más reveladoras de los rumbos que tomo
la poesía, escrita en español, durante los furiosos años
sesentas, cuando en la península, toda renovación poética
parecía venir de la mano de la frivolidad y un aparente
neo culteranismo y en América, sucumbieron tanto las
formulas meramente agitacionales y de propaganda y
aquellas que alienadas por los facilismos de la escritura
automática, quisieron hacer pasar por liebre lo que apenas
era gazapo.” Harold Alvarado Tenorio.
Prof. Jorge Vidovic
Fondo Editorial UNERMB
Presentación.
Dice Juan Gelman que “La poesía es un árbol sin hojas
que da sombra”. ¿Cómo se puede pensar que un árbol
desvestido de mismo, de sus alas, sus redes para que el
sol y el aire no lleguen hasta lo más profundo de la tierra,
en medio de la ausencia de la luz pueda dar sombra,
frescor, reposo? Precisamente ése es el poder de la poesía.
De la palabra que baila en las páginas del antiguo árbol,
mientras en cada giro, en cada vuelta, construye sentidos
cercanos o lejanos, pero no menos presentidos o actuantes.
En Ausencia es presencia de lo cantado. La constatación
de lo ausente hace presente aquello que falta o de lo cual
estamos privados: ante la ausencia del amor, la poesía, la
palabra, logra el conjuro y los hace presente, lugar, acción
cotidiana: Sin embargo; confío, sueño, espero, deseo,
te amo”. Metáfora análoga al olvido de memoria; sólo es
posible olvidar -en caso de que sea posible- aquello de lo
que tenemos memoria, porque como dice Mario Benedetti
“E1 Olvido está lleno de memoria”.
En ausencia de Victoria Martínez, representa metáforas
cercanas, lejanas, cotidianas, sorpresivas, que se nos van
presentando ante los ojos y la memoria; antiguos o nuevos
sentimientos y emociones que se conjugan con palabras
para acercarnos un poco más a la vida. A la de todos los
días. A la del tropezarse y levantarse; a la del soñar y estar
denitivamente despierto, sosteniendo convicciones y
principios; a la del hacer y deshacer innito de la palabra,
que es como decir, de la vida: “Y convicta y confesa /
irresolutamente /abro mi cuerpo al amor /Con frenesí /
éxtasis, delirio.
Celebremos en Ausencia.
Celebremos la Poesía.
Berta Vega
En Ausencia
Victoria Martínez
10
En Ausencia
11
Presagios
Atada por tu amor
a la tierra.
Olvidé mirar hacia arriba,
No vi el ave de los presagios...
cuando sentí que cercenó
mi cuello,
y que me extrajo el corazón,
era tarde...
Ya me había arrancado de tu mano.
Victoria Martínez
12
Ritual para dormir.
Todas las noches procedo de la misma
manera:
arreglo los pedazos que el día me deja,
pienso en lo inútil del día,
recojo el reguero de mis hijas,
me enjabono intentando un canto,
suavizo el cuerpo con la crema de moda,
enciendo la radio para espantar el
silencio;
y ceremoniosamente, y
al compás de nuestra canción,
se abre la caja de los secretos
y los recuerdos perennes y nostálgicos,
pasaportes de un hubiera o hubiese sido
aparecen:
reconstruyo mis lágrimas,
despedazo
el olvido
y me acuesto con tu sombra.
En Ausencia
13
Victoria Martínez
14
En Ausencia
15
Equivocación
Sólo a mí se me ocurre leer un poema de
Miyo Vestrini
a las ocho de la mañana,
para que todas las preocupaciones del
mundo
se apertrecharán en mi encorvada
espalda:
el recibo de la luz,
los niños de la calle,
los palestinos,
las minorías étnicas,
tú:
pedazo de congoja,
metáfora del vacío,
pleonasmo de la imaginación,
desdicha eterna de mi corazón.
Victoria Martínez
16
Mal Día
Hay días en los que el aire asxia,
la máscara cae,
y mi rostro desgurado
aleja a los que miran.
En esos días,
viejos fantasmas
renacen como ores de dolor.
Ni aromas,
ni música
me sonríen.
Sólo yo,
con un viejo rencor de no sé donde
que recorre mi alma sin memoria
y termina
matando mis ojos,
cerrando mi boca.
En Ausencia
17
Victoria Martínez
18
En Ausencia
19
Dos
Soy, en denitiva,
dos seres:
La que ríe, ama y habla bonito,
Y otra:
Una que muere día a día
Sin saber por qué.
Persistencia
Quisiera asumir el olvido
como quien asume las muertes
inesperadas,
con dolor y derroche de lágrimas.
Pero el olvido no forma parte de mis
genes
en ellos, obstinada y tercamente
sólo están presentes los recuerdos,
los del desamor,
los de la ausencia,
los de amores como el tuyo:
amor que vive detrás de las puertas,
sin canciones,
sin derecho a las sorpresas
y por lo visto,
sin derecho al olvido.
Victoria Martínez
20
Secreto
Era víctima de los lenguajes ociales:
Parsimonia,
disciplina,
orden.
Pero detrás de su mirada se escondía
la rebelión,
el caos, la muerte.
Ocio de salvación
Escribo para no morir,
porque yo no muero de esas muertes
serias y ceremoniosas
con gente de negro,
y copiosas coronas de ores.
Yo muero en silencio
Bajo una sonrisa
Hay en mí una agonía lenta y fabricada
de frondosas partes:
Hoy corto una sonrisa,
Mañana me mata una pena,
Hay un demonio oscuro que me ahoga,
me arrasa.
quedo entonces or deshojada,
agua cenagosa
mujer deshojada y sin
piernas
En Ausencia
21
Victoria Martínez
22
Mujer de Lot
Hoy solo quiero olvidar este cuerpo con
kilos de más
desprenderme,
olvidar las angustias,
mi cotidiana tribu,
mi cacique irredento,
mis descendientes.
Ansío
el olvido perenne,
convertirme en la mujer de Lot
castigada por mirar atrás.
A lo mejor quedar convertida en sal
sea menos amargo que la vida.
Dos orillas
Me han lanzado a esta orilla
despojada, sin rostro.
Y en la otra sigo viviendo risueña
en la imagen de los otros
En Ausencia
23
Victoria Martínez
24
Lágrimas sin duelo
Mi profesor de teoría literaria
Se asombró cuando le dije que el leiv
motiv de la poesía
eran siempre las lágrimas,
-lo había aprendido del llanto de mi madre-
En sus horas de silencio
las lágrimas parecían inundarla;
en esos días
se alejaba de nosotros sumergiéndose en
solitario universo,
donde lo único cierto eran sus ojos
brillantes, acuosos:
área de bosque anegado.
Nos miraba con ternura,
Sin prevenimos de sus lágrimas,
pero siempre, indetenible
emergía de ese universo incomprensible
y entonces los papeles blancos se
llenaban de esos extraños dibujos que
llaman palabras
Y cada lágrima, cada suspiro se
convertían
en las dolorosas palabras que llenaron
mi infancia.
En Ausencia
25
Victoria Martínez
26
Cambios
Es muy simple:
no estás
Y frente a ese evento -como dicen los
especialistas-
todo cambió:
Blanco y negro.
Sin matices.
Negro el día.
Noches en blanco.
Preguntas simples de todo abandonado:
¿Qué haces?
¿Respiras?
¿Te aturdes?
¿Olvidas?
Yo:
Sobrevivo,
Nada temblores
Cero emociones
Sin saltos de estómago.
P.D.
De tal doy cuenta
De mi vida sin ti.
En Ausencia
27
Victoria Martínez
28
Infértil
Solo frete a la tierra fértil
Sin dar nada
Solo brota de mi la maleza.
En Ausencia
29
Dolor
Todos llevamos un lugar oscuro,
desconocido
donde nadie tiene cabida,
que surge en aquellos momentos en los
que la vida te tumba y
Te hiere sin lanza ni compasión
Victoria Martínez
30
En Ausencia
31
Cuento de Hadas
Había una vez un caballero
Que llegó sin armadura ni escudero
Protegido únicamente por su sonrisa.
Y debería seguir aquí el cuento,
pero en esta historia,
la princesa no era princesa,
ni siquiera la reina del espejo aquel,
era sólo una triste hada
que sin saber cómo ni donde
perdió su varita mágica
y todos los magos del mundo
hicieron de ellos tempestad.
Es por ello
que en esta historia
no hubo colorín colorado
Ni nal feliz.
Desasociego:
Dime:
¿Qué has hecho con mi razón?
¿En qué oscuros parajes guardas
mi alma carcomida de silencios?
Dime
héroe milenario
¿devolverás en remotos siglos
La tranquilidad a este bastión de tus
batallas?
¿O piensas tenerme siempre
moribunda eterna de tu amor?
Victoria Martínez
32
Orden:
Vuelvo a vivir entre la manada,
renuncio rmemente a transgredir el
orden,
me inscribo en la santidad de los deberes
de cada día.
Declaro mi sano juicio,
Los limites que separan el bien del mal.
Prometo solemnemente vivir
Entre el padre, el hijo y el espíritu santo.
Viviré dedicada,
Clasicada,
Con mis títulos a cuestas;
pero sobre todo,
prometo desterrar
el recuerdo de esa piel,
y no me permitiré extrañar ese olor
innito
que alguna vez amenazó
con romper el orden constitucional.
Nadie:
Tocaron mi hombro
Me volví sorprendida
Supe que eras tú:
No había nadie
Solo la nada
Solo el vacío.
En Ausencia
33
Victoria Martínez
34
En Ausencia
35
Contracorriente:
Andar por ahí
Soportando la vida
Sin tomar antiácidos,
Hastiada de tanta bulla,
Tanta risa.
Insistiendo
En nadar rio arriba,
Habitando detrás de verdades crueles,
amores ineles,
éticas incorruptibles.
Pero la vida no es un cuento de cartón y
guras de mazapán
Es algo que llevas en las venas
te ahoga con sus certezas,
te obliga a antiácidos,
a ponerte ojeras,
a reírte de nada,
a navegar con la corriente,
a utilizar eufemismos,
a negociar mentiras a medias,
Para luego, cuando llega el llegadero
Simplemente morirse
Sin que nadie lo note.
Victoria Martínez
36
Pena de bolero
Las palabras aterran, acechan,
No me dejan en paz,
pero no son ellas de por sí,
sino lo que esconden:
la furia, la rabia, la incomprensión,
el desamor.
En mi vida no han sido amables,
quizás hijas y amigos
son las únicas que conozco,
el resto de ellas
sacuden mis cimientos,
a veces pretenden.
Enterrar los muertos que no tengo.
Asumir los dolores que padezco,
todo menos regalarme el olvido,
-esa especie de muerte
tan necesario para la vida-
Aunque sea para este remedo de vida
que me quedo sin ti.
sin ti,
esa frase parece más un bolero que una
pena,
una pena diurna, nocturna
noctambula y sonámbula.
Por eso le huyo al silencio,
por eso rio con desenfreno,
con esa risa que más parece un insulto
que una alegría,
En Ausencia
37
un insulto, sobre todo para aquellos
que creen que la vida empieza
y termina con un horario en mano,
marcando tarjeta,
de esos que se enfundan en vestidos
de señor, de dama,
¡caballero que elegante!
¡señora que distinguida!
vestidos que ocultan
las mismas amarguras,
la misma soledad
que esconde la risueña,
detrás de sus vestidos de come or.
Victoria Martínez
38
En Ausencia
39
Olvido Cercano
Ya no te busco,
Solo me entretengo en soñarte
miro tu cuerpo –palmo a palmo-
Y sé que es solo el recuerdo lo que me
une a ti.
Con los ojos cerrados,
fuera del bullicio
tu piel,
es barco incesante
que se mueve hacia el olvido.
No sé ya
como presentiré
los aguaceros,
como miraré los eclipses
ahora que tu amor es
arena disolvente del desierto.
Victoria Martínez
40
En Ausencia
41
Cortejo
Allá va el cortejo de una mujer
que se murió de soñar,
de nadar rio arriba.
Lentamente se llevan su alma
sin lamentos.
alma que se despedazo en silencio
escuchando la risa de los otros;
alma de agonías fugaces,
mudando disfraces
hasta agotarlos y quedar desnuda
sin más ropa
que su angustia del día a día
que su pena nocturna,
que su sonrisa de disimulo
para que alguien amado no sufra.
Igenia patética que camina
hacia la piedra del sacricio,
por nada,
para nada,
como los locos, los poetas, los que sobran
Sola por querer soñar, se sienta y ve una vez mas
salir su entierro sin luto y sin llanto.
Victoria Martínez
42
Noche de insomnio
Sola,
dormitando entre mis libros
lápiz en mano,
intentando en vano
aprisionar frases,
solo extraño
La inmensidad de tu cuerpo.
Ciudad sin ti
Quizás ahora la ciudad se vuelva fría sin ti.
quizás de hoy en adelante, el recuerdo
de tu rostro
me asalte detrás de cualquier esquina.
Quizás es demasiado tarde para
salvarme de tu amor.
En Ausencia
43
Victoria Martínez
44
En Ausencia
45
El Vikingo
El Vikingo ignoraba
que olvidó su espada
detrás de mi puerta.
Que su barco defenestrado y solo
era aún sombra en mi puerto,
pero,
terco como todos los vikingos,
procuró alejar de su cabaña mi nombre,
rompió para ellos todos los espejos,
volteó las almohadas,
quemó las húmedas sábanas…
Y a veces, muy a pesar,
en muy contadas ocasiones,
cuando las batallas frágiles amores se lo permiten,
en confesadas noches de naufragio
solitario
grita incesantemente,
buscando mi olor en su manta.
Ave Fénix
El día que me baje de tu cuerpo
todos los eclipses llegarán a mi vida.
el tiempo caerá sobre mi sin compasión
quedare desolada,
arena del desierto,
rio seco,
ave fénix,
que esta vez
no surgirá de sus cenizas
Victoria Martínez
46
Pobres
Pobre de ella cuando te descubra,
Pobre de ti que no me olvidas,
Pobre de mí que aún te amo.
En Ausencia
47
Destino
La astrología señaló
lo que un desconocido oráculo había
decidido:
No había linaje, ni casta alguna,
sus antepasados se habían perdido
Por el camino de las nostalgias.
Quizás había surgido por combustión
espontanea
o había brotado como las hierbas,
sin que nadie pidiese o buscase
explicación,
su antecesor más cercano
era el aire, o el agua
que su mirada escrutadora
era la excusa para buscar su otro
cercano.
Los astros señalaron
por la calidad de sus aminoácidos
más que por el azar
que estaba predestinada a grandes
papeles
pero atada a caminos de desarraigo,
a noches triunfales
y amaneceres de disimulo.
Constató por la hora de nacimiento
que no encontraba su imagen en el
espejo
simplemente porque nadie
había anunciado su presencia.
Victoria Martínez
48
Nostalgia por un poeta
Hola querido poeta
Como te darás cuenta
El tiempo no ha pasado en vano
La solidaridad y el siempre camarada
Dejaron de ser banderas
Y se han convertido en cualidades
Clandestinas,
Quizás debas enterarte
Que tus libros aún están arriba de mis muebles,
Tirados al desorden, con tus notas, con tu
Nombre.
Se salvaron milagrosamente
De la quema, de la dadiva, del olvido.
Tu gura la guarda aun las calles de mi
Ciudad,
Y sigue presente en la eternidad de mis afectos.
La iglesia que enmarcaba nuestras
tertulias
no ha sido derribada
-el progreso de esas concesiones-
Quiero que te enteres
Que una parte de mi transita por tus poemas
-aquellos que escribías
En furtivos papeles
Que guardo como incunables
En uno de ellos me llamabas
Venadito parlante,
Debo confesarte que a ese venadito le
Arrancaron el corazón,
Le desprendieron las uñas
En Ausencia
49
Y en lento suplicio le quemaron el alma
Quizás por no confesar
Por no transigir
Por seguir impoluta ante la vida
Sin confesar debilidades
Ni depender de nadie
Guardando la amistad
Como único tesoro
Pero hoy amigo mío
Habitante de disfraces:
Casa, carro, familia, amores desdichados
Tentada por el vano poder
Desearía- trampa para sobrevivir-
Suceder de nuevo bella en tu canción.
Medio olvido
Podrás olvidar la boca, pero no el beso
Olvidaras la voz, pero no las palabras.
Llegaras a no pensar – como trampa del olvido-
Pero recuerda hombre amado
Que eres solo un invento de mis sueños.
Un demonio salido de mis palabras
Un recuerdo que veo morir lentamente.
Victoria Martínez
50
En Ausencia
51
Velorio Sereno
Si mi muerte llega pronto,
Amor no vayas al velorio,
No compartas el dolor de los otros,
No te dejes abrazar
Ni permitas que te den la mano.
No quiero que amarres
Tu cara más allá de lo debido
Sigue por favor vestido de buena gente
Regalando tu sonrisa, a pesar de los
Dolores.
No te advierto sobre las lágrimas,
porque ya se de tu renuncia a ellas,
y denitivamente,
no te prevengo sobre la falta que te hare
porque a n de cuentas,
ya estás acostumbrado a mi ausencia.
Inalterable
Permaneceré inalterable ante tu olvido,
frente a tus tempestades,
apegada a los silencios que te rodean,
a la sorpresiva sonrisa que regalas.
Presintiendo tus hastíos,
evadiendo la indiferencia
adivinando tus dolores.
ándote en las ausencias.
Victoria Martínez
52
En Ausencia
53
Adiós a ti
Adiós a tu casa,
casa de primavera,
casa detenida en el tiempo,
casa memorable.
Adiós a los abrazos,
a la sencillez.
al sueño del mediodía
al alimento
a los platos de peltre
al café de las cuatro de la
tarde.
Adiós al apostarle a la vida a la fortuna.
Adiós a los perros,
a los gatos,
a los niños,
a los loros
a la mata de níspero.
Adiós a las predicciones
a la bruja que vivirá en la
memoria
hasta el último suspiro.
Adiós a la vida, a la inocencia.
Victoria Martínez
54
En Ausencia
55
Inventos
El rostro y el cuerpo que inventé
para caminar por tu calle
para visitar tu casa
yace moribundo
detrás de la puerta del olvido.
Guerra Sólida
No puedo darte más que esta guerra
construida con vigas de acero,
acumulada por milenios,
aderezada de heridas.
Guerra de angustias y de miedos,
Guerra que no me deja amar,
Que no me permite morir,
Que quiere que viva
Con lanzas y piedras.
Sin más escudo
que esta sonrisa de propaganda.
Guerra antigua,
solida
Guerra que solo tiene el armisticio de tu
cuerpo.
Victoria Martínez
56
Trabajo de investigación
He construido el olvido paso a paso:
redacte la introducción con tus defectos,
desarrolle en el primer capitulo
la descripción de cada una de tus mañas.
En el segundo demitiqué tus vanos
prejuicios:
los buenos y los malos,
los blancos y los negros.
En el tercero introduje
la noción imperecedera de la
indiferencia.
Consulté veinte libros de desamor y
ausencia.
Los nexos detallados dieron cuenta
de la fragilidad de tu cuerpo,
de esa delgadez insultante,
de esa insoportable costumbre
de bañarte de perfume.
Pero,
Cuando llegue a las conclusiones,
sorpresa del método,
maravilla de las variables,
Tu amor soportó
incólume,
la triste hipótesis,
de que hay amores
para los que no se hizo el olvido.
En Ausencia
57
Muerte Silenciosa
Me enteré que había muerto
por la simple alusión
que hizo sobre mí un amigo:
¡Qué buena era! señaló con pesar.
Me detuve a reexionar sobre lo frágil
de mi vida,
sobre cuán etéreo había sido mi paso,
que no pude enterarme
de cómo ni cuando
había llegado mi muerte.
No hubo acuerdos de duelo,
no noté el llanto de mis amantes
ni la tristeza de mis amigos,
ni siquiera advertí el dolor en mis hijas,
Llegue a considerar
que no hubo duelo
sencillamente
porque nunca había vivido.
Victoria Martínez
58
Memorias
Te entregaré mis memorias en secreto,
Sólo tu conocerás
lo que me ha impedido sucumbir.
Sabrás de las memorias descarnadas,
sinuosas,
censuradas,
memorias del yo y del tú,
del territorio,
del génesis,
del delirio –ese que cayó en ti-
Memorias cóncavas, convexas,
paralelas, concéntricas.
memorias que viven en mi
y que me acompañaran
hasta el día que anuncie,
el día del mentado descanso.
En Ausencia
59
Ceniza
Ceniza,
Polvo de arena.
Abro tu ventana,
Tus olores no llegan.
Cierro,
muero.
De espaldas al olvido.
Victoria Martínez
60
Oda a los cincuenta
Descubrí recién
que el miedo lo sentí
cuando ya no había remedio
y los errores me habían aplastado.
Creo en las cadencias
más que en el movimiento de rotación y
traslación
porque las cadencias te llevan, te traen,
con sinuosidades
que te abren al mundo.
Mi estandarte de vida fue la frase del
Chino Valera:
A los soberbios los tiré por mampuesto
y viví al lado de la gente sencilla con
ardor.
Coneso que este cuerpo de silencios
lo obligo a permanecer abierto
no escucho sus dolores
solo atiendo a sus desvaríos
le impongo los viejos horarios de la
juventud.
Amanezco despierta por gusto
Obligo mi cuerpo a emborracharse
y le hago una sortija a la resaca,
En Ausencia
61
lo saco al aire
olvidando los resfríos,
piso el fango
sin temor a los estornudos, ni a las
alergias.
Y convicta y confesa
Irresolutamente
abro mi cuerpo al amor
Con frenesí, éxtasis, delirio.
Victoria Martínez
62
A una princesa
Así tenías que ser
así te habría imaginado,
posesionándote de cuanto espacio
inimaginable existe.
Asaltando la vida,
tomando sin pedir permiso.
Tu princesa mía,
naciste en un tiempo sin cuentos y sin
tules,
solo con la esperanza,
quizás solo con mi esperanza.
Hermosa del mundo
para el mundo te traje.
Hija aquí estoy:
triste por costumbre,
melancólica por regla,
yo te ofrezco la vida
y mi tiempo sin espera.
Hija,
no quiero decirte mía,
porque no lo eres,
más bien yo,
me siento revivir en cada uno de tus gestos.
En Ausencia
63
A la otra princesa
Mi niña de espiga, de viento,
camina por la casa
y su voz de pandereta,
paso de su abeja reina,
desconguran mi cartesiano cerebro.
Pasea mi nombre por la vida,
y me siento diosa de gracia,
que camina eterna por caminos de ores
y mares de sal inmortal.
Su risa
de olor a guayaba
aleja demonios
atrae brisas, aromas, estrellas
fulgurantes.
Mi niña de espiga
es libro, mariposa, ruiseñor;
si levanta una ceja
doblega mi corazón
Los sueños de mujer
crecen en la niña de espiga
es mujer-chica
Asombrada por el fuego
Esperando el momento en que la
desborde el amor.
Victoria Martínez
64
El amor de mi madre
Siempre me pregunté
como era que mi madre
amaba.
A veces se desdibujaba por un amor
de tarde en tarde,
y sigilosa
casi celosamente
lo resguardaba
de nuestra presencia.
Pero yo llegue a querer a ese extraño
hombre
porque solo él lograba borrarle
la tristeza perenne de sus ojos.
Cuando el llanto anegaba
sus ojos de misterio insondable,
y llegaba el
con su sonrisa de buenos tiempos,
la convertía para nosotros
en una trinitaria en or.
En Ausencia
65
Victoria Martínez
66
Dos universos
Vivo con un hombre
que tiene su vida completa, ordenada y
bendecida.
A quien le gusta tenerme como un
ángel, un recuerdo o un sueño,
siempre me ha conservado alejada del
piso, sin tocar tierra.
A veces pienso que aun en los momentos
en los que el amor lo desmaya
pretende verme como si fuera aire,
de éter, de euvios o de cualquier
materia que tenga la propiedad
de desvanecerse.
Se enorgullece del largo tiempo en el
que me ha amado,
pero ignora mi color favorito
no sabe mis gustos, ni mucho menos
de mis deseos.
este hombre imperecedero, poderoso
a quien le escribí mi primer poema de
amor
cree que existo entre grandes certezas
absolutamente convencido de mi
sonrisa.
Vive conmigo sin espacios denidos
ni lugares precisos, ni horarios
cotidianos;
existimos en un ejercicio milenario de construcción
de
construcción de un tiempo perfecto
hecho por dos para dos.
Como cree en los absolutos
En Ausencia
67
cuantica su vida en treinta y setenta
pero yo nunca entendí matemática
ni fui cartesiana,
no existo en sus ecuaciones,
no me veo en sus números
ni en sus raíces cuadradas
soy solo su sueño,
el mi certeza
Victoria Martínez
68
Días de lluvia
Hay días de lluvia que saben a ti
y al verde de tus ojos,
Verde de tímida aceituna,
de montaña serena.
Hay días de lluvia que, aunque
no estés
presencia invisible
pegada de mis huesos
de mi carne,
de mis suspiros.
Hay días de lluvia
que mi cuerpo
atesora el olor dulce
que tus manos dejan en mi cuando te
vas.
Hay días de lluvia que tu voz
derrumba
espejismos,
viejos dolores,
arraigadas tristezas
y derrama en mi senderos de esperanza.
De esperanza, como el verde de tus ojos.
En Ausencia
69
Victoria Martínez
70
Una tarde en la cocina
Hay tardes que alumbran
Mi cocina
En iridiscentes grados de amarillo
La paz se sienta en mi alma
observando cada cachorro en su lugar:
El micro, solución de mis apuros,
la cocina descansando de su pasión por
el fuego
los trapos al desgano han cesado
su cotidiana tarea de brillar la mesa por
el gusto de mi madre.
las matas de mi casa de la infancia;
zabila para las cortaduras,
enredaderas imitando antiguas
columnas dóricas.
Los platos en orden militar, esperando la
diana.
Ese débil amarillo suave como mi padre
intenso, perlado, pasa en un suspiro
cuando la vida vuelve a l lugar
mi prole interrumpe, una vez mas
Y se posesiona de mi vida.
En Ausencia
71
Victoria Martínez
72
Obligación
Estoy obligado a buscarte.
debo urgentemente encontrarte:
Mi sabia
mi pan
mi alimento
En Ausencia
73
Terquedad
Inmune a todos los olvidos
sigo amando tus ojos
sonriendo ante tu boca
viviendo en tu cuerpo.
Deberes urgentes
Debo alejar las cenizas.
Cerrar la ventana por la que miré
el mundo
para solo vivir bajo la sombra de tu cuerpo,
Iluminada por tus ojos.
Desespero
Demasiadas horas sin verte,
agotada
perdida
sin brújula.
Persigo tu recuerdo
como único norte posible.
¿Cuántos espacios
Debo recorrer para llegar
Hasta tu cuerpo?
¿Cuántas soledades agotaré
Antes de despertar con
tu sonrisa?
¿Cuándo sucederé eterna
en tu canción?
Victoria Martínez
74
Poema del padre nuestro
Te coneso que olvidé el que estas en los
cielos,
cuando me dijeron que la religión era el
opio del pueblo.
Santiqué tu nombre
cuando vi el mar,
la sonrisa de mis hijas,
y los ojos de mi amado.
He vivido buscando el venga a nosotros
tu reino
y lo he perseguido en la tierra,
porque dudo de tu cielo,
Siempre te pedí, a cada instante
el pan nuestro de cada día
sobre todo, para aquellos que no iban a
tu reino,
perdoné las ofensas
y nunca esperé que perdonaras las mías,
pero debo confesarte que aunque me has
dejado caer en la tentación
creo en ti porque en denitiva, me has
librado de todo mal.
Amén.
En Ausencia
75
Despertar
De nuevo recorro mil caminos para
llegar hasta tus ojos,
no se fue que el tiempo no pasó.
Quizás se detuvo:
vuelvo a despertar en tus ojos de
esperanza.
Victoria Martínez
76
Botín de guerra
Nunca fui mujer botín de guerra
jamás se alimentaron con mis sueños
ni comieron sin permiso de mi alma.
por el contrario,
desde la montaña
planicaba mis batallas
casi con saña,
adecuaba mi cuerpo al gusto del
enemigo,
seguía como alma en pena
su paso,
desentrañaba las claves du su pasión
alimentaba dulcemente sus desvaríos.
Y cuando éste amante, débil y conado,
desfallecía ante mi boca
un zarpazo de lengua
lo tendía en medio del campo
desgarraba su piel atormentada de
abandono
paseaba su corazón
frente a las huestes-
Luego en silencio, me retiraba a mi
tienda
y sin testigos
en soledad descarnada
y universo de lagrimas
lloraba la pena del amor perdido.
En Ausencia
77
Ejercicio de amor
No creas en mis palabras
ésas que dicen amarte
porque el peligro de mis palabras
es que cambian con el estado de
animo
con los colores del cielo y con los
ruidos de la lluvia.
amarte es más bien un ejercicio de
amor
para olvidarme que soy mortal
que moriré algún día en cualquier
paso de camino
o sentada en mi cama recordando
mis amores.
Entonces amor de mi vida
no confíes,
no me sueñes.
Ámame más bien con certezas
con las del olvido
pero sobre todo con las del
amanecer
-que nunca es el mismo-
siénteme en el ahora
en el ya
porque quizás muy pronto volaré
dudo que a los cielos
pero si a otras manos,
llevadas por las tuyas.
Victoria Martínez
78
Olores de la infancia
Como te siembran en el mundo los
olores de tu casa
los ruidos familiares,
la tapa que se pone en la olla,
el olor a ajo.
La visión de tu madre parada en la
cocina
inerme, absorta,
viendo dorarse en el aceite sus sueños
esa vida
que consagró a la mezcla de sabores
para darle gusto a su gran amor.
Escuchas el cuchillo chaz, chaz, chaz,
imaginas a la indefensa cebolla
asesinada para complacer el gusto.
Esos olores te siembran en la vida
te acompañan en las horas de ausencia
reconfortan:
te llevan a tu niñez
cuando el mundo
terminaba en las faldas de tu madre.
En Ausencia
79
Una amiga
Yo tenía una amiga
que solía descifrar mis silencios,
mis verdades a medias.
Y digo tenia y no tuve
porque el tenia se parece a una
esperanza.
Tuve es como si hablara de la muerte
o de esas separaciones sin papeles
que dejan en nosotros un perenne
desasociego;
por eso al hablar de mi amiga
preero el tenia;
como tenia en mi corazón
su voz de clavitos y canela
y su amplia gura reposando
en el hemisferio izquierdo.
Pero también me niego a utilizar
el nunca sino el quizás,
quizás me sabe siempre
y al dulce de guayaba que solíamos
atragantarnos
debajo de una mata de mango.
Hoy espero que quizás ella,
como suele hacerlo con sus amantes
llegue sorpresivamente
y
se instale conmigo
para compartir
esa angustia
que solo llevan en el alma
las mujeres que duermen solas.
Victoria Martínez
80
Espera
Vivo en cautiverio
a la espera de tu rostro
no sé qué misteriosos designios
te trajo mi universo
Solo sé que has logrado
detener el silencio
apaciguar mi alma.
Desatar brisas de amor
en cada acto de mi vida.
Un amigo
Yo tengo un amigo de quien dice la
gente
que ama equivocadamente
pero yo no lo amo
sé que él ama
como yo quisiera ser amada.
A veces me permite asomarme
a su mundo de antaño y gasas
acrisoladas,
a sus espacios de estética solemnidad;
Por el aprendí que el amor no es solo
cama
que vive en una mirada, en un gesto
de hombre y mujer,
de mujer con hombre,
de hombre con hombre.
En Ausencia
81
Resiente
odia con no y terrible sentimiento,
sus enemigos caen
con terrible saña los destruye a rítmico
paso.
Volcán solitario
se rodea de extraños
para no pensar en si mismo,
para no permitir que el dolor,
la soledad
lo conviertan en ese niño olvidado y
triste
que ha desterrado de sus noches.
Por eso ha elegido
el circo, la bulla
para no escucharse, para no mirarse
Para no morir de desamparo.
Victoria Martínez
82
Imprevisiblemente
Gracias por hacerme entender
que no había alcanzado
la inmortalidad
que seguía en este mundo
sentía, necesitaba, deseaba
casi habitaba ya en la casa de los dioses
-esos con vida eterna, que solo existen
para ser adulados-
Y tu llegaste
impredecible, ajeno, lejano
para que dentro de mi
la vida, el amor
se anclarán de nuevo en mi cuerpo.
En Ausencia
83
Designios
Hay un hombre que amenaza
con invadir mi territorio
asume, sin pedir permiso
que mis alegrías se desbordan
ante su sonrisa
que mi cuerpo orece cuando él se
acerca.
Ese hombre
-acostumbrado a espacios de poder-
pretende
erigirse en el centro de mi puerto
e ignora que yo:
Solitaria impenitente
sobrevive de amores tempestuosos
abrí mi corazón
para entregarme indefensa
a sus designios.
Victoria Martínez
84
Miedo
Hay una mujer que batalla
Cada segundo con sus miedos
Que ha llegado a descubrirse
Sin armas frente a una sonrisa.
Ella rehúye, escapa, teme
Intenta distancia que la salven
Del visceral temor
a ese hombre de aire bendito
tiempo errado
olor a fruta
sabor sublime
Quiere escapar de su magia
Pero irredenta se entrega a su mirada de
niño solitario.
Niega esa pasión de aire puro
Que la persigue en sus noches, en sus
tardes, en sus mañanas
Y cuando en el ejercicio de la memoria lo
permite
extraña el cuerpo silvestre de su héroe
nostálgico.
En Ausencia
85
Pobre mujer de carne y hueso
expulsada de los cielos por incrédula
olfatea el olor del extraño
en su propia alma, en su corazón
y en cada poro de su cuerpo.
Victoria Martínez
86
Alrededor de un poema de Manuel Bendeira
Lo que yo amo de ti
no es esa belleza cadenciosa
Con la que te asumes al conquistar.
No es tu cuerpo de tigre que avanza
observando su presa,
ni siquiera tus ojos
de universos secretos-
Lo que amo en ti
es tu generosidad de
amante caballero del Medioevo,
tu amor inédito a las causas del mundo.
Tu mano abierta a quien lo pida.
Boca sagrada
Existen muchas bocas
pero es la tuya
la deseada,
la amada.
La del cáliz sagrado.
Práctica
Cuando tu pecho de gladiador romano
Extiende sus brazos
y recuesto mi exhausta cabeza.
Siento que practico mi entrada al paraíso
En Ausencia
87
Certeza
Sé que cuando caiga deshojada
solo tu mano
atravesará el tiempo
para llegar a mí.
Otra certeza
Cuando me vi en tu mirada,
me descubrí en tus palabras.
Supe que la eternidad era un cuento
cuyo nal estaba en la tierra.
Acuerdo de paz
En tu boca
viven presas
las palabras del fuego,
las de la rebeldía,
pero cuando sonríes,
un acuerdo de paz es rmado
para la gloria
de cualquier combatiente.
Victoria Martínez
88
Camino Peligroso
Tu espalda se tiende
y la magia
del territorio
por explorar
invade,
enceguece
y me hace rodar
por laderas cuyo n desconozco.
Contradicciones
Te invaden espacios de ternura
pero te inundan tremedales fangosos.
Solo espero
que tu vocación del sol eterno
te salve para el mundo.
En Ausencia
89
Claridad
Un día de mucho sol
tu sonrisa deslumbró
mi paz de cementerio,
y me devolvió intacta
a una vida
marcada por tus pasos.
Siembra eterna
Sembraste en mi
una alegría que arde
que alumbra
y no desaparecerá
cuando tus manos
hacedoras de amor
se despidan
con el temido adiós.
Esperanza
Solo espero
que siempre sobrevivas:
Arco iris para el mundo.
Victoria Martínez
90
Tu voz
Escuchar tu voz en mi espacio:
misteriosa magia
edén terrenal.
Certeza de la divinidad.
Solidario
Dulce niño de montaña
insondable universo de secretos
hombre de guerras silenciosas
mano abierta al dolor ajeno.
Amo tu compromiso de
Esperanza.
Ancestro
Me di cuenta de que mi ancestro más
lejano era Eva
cuando sin morder la manzana,
me sentí desnuda
al verme reejada en tus ojos.
En Ausencia
91
Perla
Los sonidos silbantes
de tu voz
declaran un exilio eterno a las tristezas
e instalaran una feria de ternura
en mi universo de olvidos y ausencias.
Misterio
El misterio de la vida
se explica
en tus ojos de cafecito
dulces, como el amor,
hermosos como tu tierra de
cotidiana nostalgia.
Imposible
No te trazo linderos,
no elevo murallas.
Es inútil,
tu presencia mágica
desborda
todos los obstáculos.
Victoria Martínez
92
Sabor
Hay en ti un sabor
a dulce de madre laboriosa
a mares de sal castigante
a varios universos
a muchos caminos
a vida.
En Ausencia
93
Tabla de salvación
Me encuentro de bruces frente a ti,
en la orilla,
el desladero,
en la cruz.
En la tabla de salvación.
Devoción
Insisto en tu cara de santito
sin velas.
Ruego frente a tu dulce altar,
extiendo la mano
para recibir la milagrosa pócima
que cura mis heridas.
Promesas
Formaré tu rostro en las distancias
en las rocas.
Crearé de nuevo tus pasos,
inventaré tu voz,
para sobrevivir en soledad
Cuando vivas en otro espacio,
me encenderé viva
para que veas de lejos el humo,
mi eco resonará por toda la ciudad,
mi sombra cubrirá tu espacio.
Todo para que seas eterno
en el amor de esta mujer de sal.
Victoria Martínez
94
Sencillez
Todos los universos se reproducen en ti
porque eres el heredero
de la paz del mundo.
O quizás
Porque existes.
sin más ambiciones que ser.
Otras promesas
Mi amor te cubrirá por los caminos
desandará espacios
para que tu andar sea simple.
Encerraré a las brujas malignas
para que no roben tu corazón
de héroe santo.
Pintaré con pinceles de luz
paisajes para que sueñes.
En denitiva sé que mi amor
es receta para sanar
tu espíritu de trashumante.
En Ausencia
95
Victoria Martínez
96
Enlaces
Hay peros que te ahogan, avasallan.
Siempre que te siembran en el camino
te permiten volar y soñar.
Nuncas
que te dejan desnudo
abandonado como rockola de pueblo.
Ahoras
que te siembran te retan y no te dejan
morir.
En Ausencia
97
Sin embargo
cono
sueño
espero
deseo
te amo.
Sin
miedos
temores
tapujos
escudos
doble tinta
prisas
espera
dolores
Sin penas.
Victoria Martínez
98
Adverbios de Duda
Quizás te pierdas al mirar el horizonte.
Puede ser que en las mañanas
un desconocido desaliento se posesione
de tu cuerpo.
A lo mejor entre conversaciones y
extraños amores.
Un suspiro inexplicable
te brote de muy adentro.
En algunos momentos
te invada un raro sentimiento de
nostalgia
Es posible que en las noches te haya
recorrido
la sensación de estar en el lugar
equivocado
Pero…
no consultes astrólogos
ni descifres acertijos
no mires el espejo para
encontrar las causas
porque denitiva y tácitamente
aunque preeras ignorarlo
la respuesta es la mujer
innombrable.
En Ausencia
99
Quizás
Solo soy urgencia,
quizás,
esplendor angustioso,
o la respuesta al tedio o al aburrimiento.
Quizás nací el día de lo fugaz, de lo perecedero.
Nací el día de las estrellas que se
queman
en su propio fuego.
Quizás,
Algún día, en otra vida,
Conoceré caminos más dulces
menos intrincados
mas serenos
menos contradictorios.
Quizás,
lo único real,
sea este ahora de una ausencia
que amenaza
con prolongarse eternamente.
Victoria Martínez
100
Reexivos
Me miro,
Me enceguezco
Me regalo
Me entristezco
Me apasiono
Me muero
Me comprometo.
En Ausencia
101
Publicación digital Ediciones Clío
Maracaibo, Venezuela
Abril 2020
Nació en Bachaquero Estado Zulia, cursó sus estudios
de primaria y bachillerato en Mene Grande. Se graduó en
la Universidad del Zulia como Licenciada en Letras, y sus
estudios de Postgrado los hizo en la misma universidad,
en la Maestría de Antropología, en la especialidad de
Antropolingüística.
Es profesora de la Universidad Nacional Experimental
“Rafael María Baralt” donde ha dictado las cátedras
de Fonética, Lectoescritura, Literatura Venezolana y
Literatura Regional, entre otras. En la actualidad imparte
clases de Pensamiento Político Latinoamericano y Lengua
en el Programa de Medicina Integral Comunitaria, en la
ciudad de Maracaibo.
Las investigaciones que ha realizado siguen la línea de
la oralidad, su tesis de grado se basó en los rasgos de
Identidad en los relatos de faena de los pescadores de
Sabaneta de Palma, ha recopilado décimas de autores
desconocidos y prepara actualmente el libro: El Hombre
que caminaba, en el que se recogen relatos sobre el
municipio Baralt.
Ha publicado sus poemas en la revista Dominios, y
artículos sobre política y educación en los periódicos
Fronda y A Toda Costa y en la Revista de La Secretaría de
Cultura del Estado Zulia, igualmente fue compiladora del
libro Cronistas del Lago, Editado por la Gobernación del
Estado Zulia en el año 1999
Victoria Martínez