IMAGINARIOS,
REPRESENTACIONES
Y GESTIÓN
AMBIENTAL SOBRE
RIESGO, AMENAZAS
Y DESASTRES
EN ZAPARA Y EL
CONSEJO DE
CIRUMA
Una mirada comparada
Academia de Historia del estado Zulia
Julio César
García Delgado
Julio César García Delgado
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN
AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y
DESASTRES EN ZAPARA Y EL CONSEJO DE CIRUMA
Una mirada comparada
Academia de Historia del estado Zulia
Ediciones Clío
Imaginarios, representaciones y gestión ambiental sobre riesgo, amenazas y desastres en Zapara y El Consejo de Ciruma: Una mirada
comparada./ Julio César García Delgado (autor).
—1era edición digital — Maracaibo (Venezuela): Fondo Editorial de la Academia de Historia del estado Zulia / Ediciones Clío. 2022
64 p.; 22 cm
ISBN: 978-980-7984-30-0
1..Riesgo. 2. Imaginarios. 3. El Consejo de Ciruma. 4. Zapara.
Imaginarios, representaciones y gestión ambiental sobre riesgo, amenazas y desastres en
Zapara y El Consejo de Ciruma: Una mirada comparada
2022, Julio César García Delgado
1ra. Edición: julio de 2022
Hecho el depósito de ley:
ISBN: 978-980-7984-30-0
Depósito legal: ZU2022000210
Fondo Editorial de la Academia de Historia del estado Zulia
Director: Juan Carlos Morales Manzur
Ediciones Clío
Director: Jorge Fyrmark Vidovic López
Esta obra está avalada y catalogada en:
Portada:
Ediciones Clío
Diagramación:
Ediciones Clío
Maracaibo estado Zulia, Venezuela.
Esta obra está bao licencia: Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Este libro es producto de investigación desarrollada por su autor. Fue arbitrado por un comité de expertos
pertenecientes al Fondo Editorial de la Academia de Historia del estado Zulia, Venezuela.
Fondo Editorial de la Academia de Historia del estado
Zulia
El Fondo Editorial de la Academia de Historia del estado Zulia, bus-
ca promover las publicaciones sobre Historia local y Regional e Historia
venezolana, especialmente las investigaciones que aportan conocimientos
inéditos o enriquezcan la producción cientíca sobre distintas temáticas
de la Historia.
Se persigue que la Academia de Historia del estado Zulia, genere una
producción editorial propia, desarrollada fundamentalmente por histo-
riadores, con altos niveles de calidad e innovación, tendientes a satisfacer
las necesidades de acceso al conocimiento y consolidar una producción
editorial para ofrecer a la colectividad en general, como aporte a sus obje-
tivos y nes institucionales.
El proyecto nace de la conuencia de dos circunstancias que justican
su carácter netamente académico: la convicción de que todavía es posible
hacer un libro de calidad, tanto en contenidos como en presentación for-
mal, y la participación de prestigiosos historiadores en el desarrollo del
proyecto a n de garantizar un marco de seriedad y rigor cientíco
Juan Carlos Morales Manzur
Director del Fondo Editorial
Fundación Ediciones Clío
La Fundación Ediciones Clío constituye una institución sin nes de
lucro que procura la promoción de la Ciencia, la Cultura y la Formación
Integral dirigida a grupos y colectivos de investigación. Nuestro principal
objetivo es el de difundir contenido cientíco, humanístico, pedagógico y
cultural con la intención de Fomentar el desarrollo académico, mediante
la creación de espacios adecuados que faciliten la promoción y divulgación
de nuestros textos en formato digital. La Fundación, muy especialmente
se abocará a la vigilancia de la implementación de los benecios sociales
emanados de los entes públicos y privados, asimismo, podrá realizar cual-
quier tipo de consorciado, alianza, convenios y acuerdos con entes priva-
dos y públicos tanto de carácter local, municipal, regional e internacional.
Imaginarios, representaciones y gestión ambiental sobre riesgo, amenazas
y desastres en Zapara y El Consejo de Ciruma: Una mirada comparada par-
te de la realización de un estudio comparativo en El Consejo de Ciruma
(Municipio Miranda de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo y la Isla
de Zapara (Municipio Almirante Padilla) en torno a la construcción de
imaginarios y representaciones sobre riesgos, amenazas y desastres en las
comunidades mencionadas, bajo una mirada antropológica. Se parte de
la idea de “desastre” como una categoría cultural, en tanto que sus efectos
trascienden lo material y deja secuelas socioculturales que quedan graba-
das en el imaginario de los grupos que lo padecen y se generan representa-
ciones en tornos a dichos eventos catastrócos.
Atentamente;
Dr. Jorge Fyrmark Vidovic López
https://orcid.org/0000-0001-8148-4403
Director Editorial
https://www.edicionesclio.com/
ÍNDICE GENERAL
Introducción ........................................................................................9
I: Resortes teórico-metodológicos .....................................................12
Riesgo, amenaza y vulnerabilidad en los contextos sociales .................12
Interpretación y antropología simbólica ..............................................19
Nociones de símbolo ..........................................................................21
Rescatar la voz del otro: recolección de datos ......................................26
Análisis comparativo de la información ..............................................32
II: Contexto socio-geográco ............................................................34
El lago de Maracaibo como espacio de encuentro ...............................34
El Consejo de Ciruma: contexto espacial y características ...................40
Zapara: contexto espacial y características ...........................................43
Riesgos y amenazas en El Consejo de Ciruma .....................................45
Riesgos y amenazas en Zapara ............................................................46
III: Visiones del riesgo en las comunidades.........................................48
Nociones de riesgo y amenazas en las comunidades: El Consejo de Ciruma .48
Nociones de riesgo y amenazas en las comunidades: Zapara ...............51
Conclusiones ...................................................................................... 55
Referencias .........................................................................................58
Bibliográficas ......................................................................................58
A los consejeros y zapareños…
Quienes le dan ese toque mágico a esos espacios.
9
INTRODUCCIÓN
Históricamente, la humanidad se ha visto en la necesidad de proteger-
se en contra de los desastres naturales que han sido producto del mismo
dinamismo climático que ha tenido la tierra. Sin embargo, con el aumento
de la población y el desarrollo de las industrias para la satisfacción de las
necesidades del hombre, ha traído como consecuencia que los fenómenos
naturales, muchas veces sean generado por la intervención no solo de fac-
tores químicos y biológicos en el ecosistema sino también por la modica-
ción de los espacios geográcos que en mucho de los casos han propiciado
cambios que representan peligro en las comunidades.
Producto de la convivencia constante en un espacio, las sociedades se
crean y recrean en dichos espacios en tanto que el espacio termina cons-
tituyendo en parte fundamental de la cultura. Se produce una simbiosis
espacio-sociedad en donde el ser humano modica su entorno para vivir,
pero este último determina también las características socioculturales de los
grupos humanos. En este sentido, se parte de la concepción de una nueva
forma de percibir el riesgo ya no de lado de los especialistas si no de lado de
los propios habitantes que sufren las consecuencias de los fenómenos ad-
versos. Para ello, es necesario el cúmulo de experiencias de las sociedades a
partir de la convivencia diaria de posibles riesgos. Por tanto, el papel de las
sociedades ante los desastres, las catástrofes no son del todo pasivas, a través
del descubrimiento de sus habilidades y destrezas y de la concepción e ima-
ginario histórico que tienen los habitantes sobre un contexto determinado.
No en balde, al constituirse como parte del entorno, los desastres y
catástrofes -eventos adversos, en líneas generales- forman parte del imagi-
nario de las sociedades, en tanto que dichos fenómenos tienden a presen-
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...10
tarse con una periodicidad. Los daños materiales son los más evidentes en
los desastres, si bien los que más perduran son las secuelas psicosociales en
las comunidades. Los fenómenos quedan grabados en el imaginario de la
sociedad y de dichos imaginarios se forman representaciones de los desas-
tres como eventos que cambian la vida de quienes lo padecen. Explicacio-
nes míticas y supersticiosas del porqué de los fenómenos son comunes, en
gran parte, debido a las representaciones y al imaginario en torno a éstos.
Los estudios sobre desastres constituyen una temática de reciente in-
terés en el país, en especial tras el deslave de Vargas, mejor conocido en la
colectividad venezolana como la «tragedia de Vargas», que quedó graba-
da en la memoria de los venezolanos y sacó a la palestra pública el tema de
los desastres, que anteriormente apenas se mencionaban en el país. Una de
las posibles razones por la cual la temática no había revestido de mayor in-
terés era debido a la poca frecuencia de dichos fenómenos en el territorio
nacional y las pocas amenazas presentes (a excepción de los terremotos).
De lo anterior, parte la importancia del protagonismo que hoy en
día deben ejercer las comunidades con la nalidad de propiciar un nue-
vo mecanismo de resolución y prevención de los agentes propulsores de
los desastres naturales y riesgos antropogénicos o mejor conocidos como
eventos socioculturales. Se parte de la concepción de una nueva forma
de percibir el riesgo ya no de lado de los especialistas si no de lado de los
propios habitantes que sufren las consecuencias. Para ello, es necesario el
cúmulo de experiencias que las personas han logrado desarrollar a partir
de la convivencia diaria de posibles riesgos. Se busca generar y aanzar el
protagonismo de las comunidades a través del descubrimiento de sus ha-
bilidades y destrezas y de la concepción e imaginario histórico que tienen
los habitantes sobre un contexto determinado.
Partiendo de las ideas anteriormente expuestas, nos proponemos en
esta investigación realizar un estudio comparativo en el manejo de riesgos
y gestión ambiental de las comunidades del Consejo de Ciruma, pertene-
ciente al municipio Miranda de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo
y la Isla de Zapara, perteneciente al municipio Almirante Padilla. Para
la consecución de este objetivo, se recurrió al método etnográco-her-
menéutico, a través de los cuales se observaron las prácticas culturales y
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 11
dinámicas de vida que ambas comunidades desarrollan con la naturaleza,
propiciando la participación de los actores comunales, interpretando sus
realidades al momento de enfrentarse a riesgos naturales y antrópicos.
Esta obra se divide en tres partes:
I: Resortes teórico-metodológicos: en donde se explican los aspec-
tos teórico-metodológicos que enmarcan esta obra.
II: Contexto socio-geográco: en donde se hace un repaso sobre los
aspectos geográcos de El Consejo de Ciruma como de Zapara, a modo
comparativo.
III: Visiones del riesgo en las comunidades: se presentan testimo-
nios y análisis de los resultados tras la revisión de las visitas de campo y las
entrevistas.
12
I: RESORTES TEÓRICO-METODOLÓGICOS
RIESGO, AMENAZA Y VULNERABILIDAD EN LOS CONTEXTOS SOCIALES
Según Wilches-Chaux, un desastre es:
Un evento identicable en el tiempo y en el espacio, en el cual una co-
munidad ve afectado su funcionamiento normal con pérdidas de vidas y
daños de magnitud en sus propiedades y servicios, que impiden el cum-
plimiento de las actividades esenciales y normales de la sociedad” (Wil-
ches-Chaux, 1993, en Amodio, 2005, p.15).
Asimismo, Cardona plantea que un desastre es:
un evento o suceso que ocurre, en la mayoría de los casos, en forma re-
pentina e inesperada, causando sobre los elementos sometidos alteracio-
nes intensas, representadas en la pérdida de vida y salud de la población, la
destrucción o pérdida de los bienes de una colectividad y/o daños severos
sobre el medio ambiente. Esta situación signica la desorganización de los
patrones normales de vida, genera adversidad, desamparo y sufrimiento
en las personas, efectos sobre la estructura socioeconómica de una región
o un país y/o la modicación del medio ambiente; lo anterior determina
la necesidad de asistencia y de intervención inmediata (Cardona, 1993,
en Amodio, 2005, p.15).
Según lo expuesto por ambos autores el termino desastre hace refe-
rencia a un evento en el cual se desarrolla en un contexto determinado,
teniendo como característica primordial la perdida de vida y daños ma-
teriales lo que desencadena el deterioro y la incapacidad por parte de
los afectados de desarrollar sus actividades rutinarias del día a día. La si-
tuación de estudio en el caso de los desastres es trascendental debido al
comportamiento histórico que en líneas generales los seres humanos han
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 13
tenido, entre las que resaltan el mínimo conocimiento de preparación an-
tes, durante y después del evento; cuando se hace referencia al “antes” las
personas no consideran la posibilidad de que algún desastre pueda ocurrir
o afectarles, aún después de haber sufrido durante alguno, al poco tiempo
nadie parece recordarlo y no se piensa en que el evento podrá repetirse
posteriormente; “Durante” porque en la mayoría de los casos, el miedo y
la confusión del momento impiden que se tome la decisión más adecuada
para resguardar la vida y la de la familia antes que nada; “Después” por-
que ante el panorama de desorden, temor, incertidumbre, desequilibrio y
desgaste emocional, pueden orillar a las personas a tomar decisiones que
en lugar de beneciarlos, afecten más su salud y seguridad y porque ante
muchas situaciones las personas necesitarán ayuda médica, psicológica y
económica, para poder salir delante de la situación.
Para Cardona (1996, en Amodio, 2005), La amenaza o peligro (Ha-
zard- H), se dene como la probabilidad de ocurrencia de un evento po-
tencialmente desastroso durante cierto período de tiempo en un lugar es-
pecíco; la vulnerabilidad (V) como el grado de pérdida de un elemento
o grupo de elementos bajo riesgo resultado de la probable ocurrencia de
dicho evento desastroso; el riesgo especíco (Specic Risk - Rs), como el
grado de pérdidas esperadas gracias a la ocurrencia de un evento particular
y como una función de la amenaza y la vulnerabilidad; los elementos bajo
riesgo (E), como la población, las edicaciones y obras civiles, las activi-
dades económicas, los servicios públicos, las utilidades y la infraestructura
expuesta en un área determinada; y el riesgo total (Total Risk - Rt), como
el número de pérdidas humanas, heridos, daños a las propiedades y efectos
sobre la actividad económica debido a la ocurrencia de evento desastroso,
es decir el producto del riesgo especíco y los elementos bajo riesgo. To-
mando en consideración lo anterior:
Si bien es cierto que el factor dominante en la condición de desastre es la
vulnerabilidad […] también es cierto que por la intervención humana […]
se genera una nueva gama de amenazas que difícilmente podrían llamarse
naturales” [se trata de las amenazas] “socionaturales” […] que toman la
forma de amenazas naturales y, de hecho, se construyen sobre ementos de
la naturaleza, sin embargo, su concreción es producto de la intervención
humana (Lavell, 1998: 169). (García Acosta, 2005:18).
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...14
Según los planteamientos del autor antes mencionado, existen amena-
zas de riesgo que se deriva de las acciones o cambios negativos que las per-
sonas han realizado en un espacio geográco determinado o simplemente
producto de la inserción de elementos químicos que transforman la situa-
ción actual de los ecosistemas o el contexto el cual se desarrollan los seres
humanos, en la tierra continuamente se producen eventos socio naturales
que traen como consecuencias desastres devastadores tanto materiales
como humanos lo que por su impacto estos eventos socionaturales deben
ser estudiados a cabalidad. Es necesario tener en cuenta la diferenciación
de los términos antes anunciados entre los cuales se encuentran la amena-
za y el peligro, la vulnerabilidad y el riesgo, y como estos a su vez pueden
ocasionar o no un desastre material o en el peor de los casos humanos.
Gráco 1: Conceptualización de riesgo
Fuente: García (2017).
La construcción social se asocia con los riesgos, visión que tiene utili-
dad analítica y cobra cada vez más fuerza entre los estudiosos de los desas-
tres y los efectos que los mismos han tenido en las sociedades. A pesar de
su benecio maniesto para abordar la temática vinculada a los desastres,
se le han atribuido signicados diversos, lo cual ha contribuido en algu-
nos casos a confusiones en su utilización. Es natural que esto ocurra en la
evolución de los planteamientos teóricos que se construyen en las ciencias
para la interpretación de la realidad (García Acosta, 2005).
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 15
En este sentido, según García Acosta (2005), la generación y recrea-
ción de riesgos como parte medular del proceso de desastre, factor que
incrementa la incidencia de los efectos producidos por los diferentes fe-
menos naturales (sismos, huracanes, desequilibrios hidrometeorológicos
que generan sequías e inundaciones) han dado paso en su acumulación
histórica a un incremento de los eventos dañinos: “su aumento en el tiem-
po puede explicarse por la incidencia de eventos físicos construidos o am-
plicados socialmente” (Lavell, 1998: 169) por la creciente construcción
social de riesgos. En este sentido:
Hay dos puntos de observación que utilizan el mismo concepto de cons-
trucción social del riesgo. Ambos parten de las condicionantes sociales
como eje central para su denición: una derivada de la visión culturalista,
que ofrece la percepción de los grupos sociales acerca de los riesgos que
pueden vulnerar a sus comunidades o sociedades, y otra surgida del aná-
lisis de la génesis que conduce a situaciones de vulnerabilidad de grupos
especícos de la sociedad (García Acosta, 2005:22).
Dentro del mismo contexto Duclos (1987:91, en García Acosta,
2005:13) expresa lo siguiente:
…celebro que nalmente las ciencias humanas hayan comenzado a abor-
dar la problemática de los riesgos y reconozco que el acercamiento antro-
pológico se ha desarrollado en torno al tema de la construcción social del
riesgo a partir de mostrar como la percepción racional de los riesgos está
marcada por la falta de información y la omisión de los contextos socia-
les en la denición de los símbolos que permitan identicar los riesgos
mismos.
Según lo antes planteado por ambos autores, la visión culturalista es
la percepción que tienen los habitantes con respecto a la vulnerabilidad y
amenazas que puedan suscitarse en su entorno, sin embargo esta situación
es el resultante del imaginario colectivo de un grupo social que generan
respuestas y posibles vías de abordaje ante eventos socioculturales no de-
seado, es decir los peligros relevantes que de una manera a otra se pueden
suscitar debido a experiencias históricas y que les permite tener una con-
cepción totalmente distinta a la de los cuerpos especiales de seguridad en
materiales de administración de desastres que son quienes de alguna ma-
nera a otra realizan análisis metódicos y cientícos para responder antes,
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...16
durante, y después de un desastres o un riesgo inminente; el método de
visión culturalista representan actualmente una salida a la eciencia de
respuestas y soluciones ante algún riesgo debido a que gran parte de las si-
tuaciones de riesgos son conocidas por su pobladores debido al constante
acercamiento con la situación o el problema generado lo que permite que
ciencias como la antropología intervengan ante estas situaciones.
Continuando con Geertz, los escritos antropológicos son ellos mis-
mos interpretaciones y por ende interpretaciones de segundo y tercer or-
den. (Por denición, sólo un «nativo» hace interpretaciones de primer
orden: se trata de su cultura). De manera que son cciones; cciones «en
el sentido de que son algo “hecho, algo “formado, “compuesto” —que es
la signicación de ctio—, no necesariamente falsas o inefectivas o meros
experimentos mentales de “como si”» (2003, p.28). Plantea, además que
la descripción etnográca presenta tres rasgos característicos: a) es inter-
pretativa, b) lo que interpreta es el «ujo del discurso social» y c) «la
interpretación consiste en tratar de rescatar lo dicho en esos discursos de
sus ocasiones perecederas y jarlos en términos susceptibles de consulta»
(p.32). Además, agrega una cuarta característica a la descripción etnográ-
ca —o como él mismo arma que al menos así la pone en práctica—: es
microscópica.
Ricoeur denomina símbolo a «toda estructura de signicación donde
un sentido directo, primario, literal, designa por añadidura otro sentido
indirecto, secundario, gurado, que no puede ser aprehendido más que a
través del primero» (Citado por Valdés, 2000, p. 99). Por su parte, Kot-
tak dene un símbolo como algo —verbal o no verbal—, que «arbitra-
riamente y por convención representa a otra cosa con la que no tiene que
tener necesariamente una conexión natural» (2007, p. 336).
Entretanto, Sperber dene código como «un conjunto de parejas
(mensajes, interpretación) dado, ya sea, en un caso elemental como el
morse, bajo la forma de simple lista… la lengua, bajo la forma de reglas que
denen potencialmente todas las parejas del código y sólo éstas» (1988,
p. 36). Toda actividad humana, por ende, cultural, está plagada de signos,
símbolos y códigos que determinan las relaciones sociales. Tanto las ac-
tividades deportivas como lúdicas se caracterizan por poseer una amplia
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 17
gama símbolos, signos y códigos, con signicados propios. Se trata, por
consiguiente, de un mundo pleno de signicados implícitos y explícitos,
un mundo propio, que para poder ser aceptado, es primordial adaptarse a
los signos, símbolos y signicados, así como las acciones que ello conlleva.
Cada una de estas actividades, precisamente por ese entramado de signi-
cados, se conforma en espacios de socialización diferenciados.
Según Hérin (2006, p. 45), el espacio geográco es considerado desde
la perspectiva física, biológica y cósmica, en sus interrelaciones con los
grupos humanos, el espacio ecológico, de alguna manera. El espacio so-
cial, entonces, se dene como el campo de las relaciones sociales, cómo se
sitúan los individuos y los grupos unos con respecto a los otros, al sentido
de la situación social, de distancia social u otros términos de espacios uti-
lizados para caracterizar las relaciones sociales. El espacio también es men-
tal, en la medida en que los individuos lo perciben, imaginan y valoran
de modos diversos, y estas percepciones y valoraciones subjetivas también
condicionan la relación con el espacio, al igual que lo hace, por ejemplo, la
presencia de ciertos atributos naturales.
El autor propone una combinación de los dos tipos anteriores: El espa-
cio socio-geográco, el cual abarca «la proyección en el espacio geográ-
co de las estructuras sociales, de las representaciones, de los mitos de la so-
ciedad» (2006, p. 45); espacio en el cual se reejan las jerarquías sociales,
conictos de grupos, donde también cabe el espacio de lo imaginario, de
lo religioso, proyectado en el espacio concreto. Este espacio social es pro-
ducto de las relaciones sociales presente en esa espacialidad concreta. Por
ello, es posible armar que el espacio es, también un producto cultural,
en tanto que los grupos sociales o colectivos culturalmente diferenciados
lo viven, imaginan u representan. Entonces, es posible aseverar que un
colectivo culturalmente diferenciado es capaz de emprender la ocupación
de un espacio, con lo que éste deja de ser una mera supercie, unas coor-
denadas o un lote más, pues tal como lo enuncia Fiore (1985, p. 3), «un
espacio objetivo, un espacio en sí, de hecho, no existe, siendo el espacio
ante todo una creación cultural», por lo cual «es posible la creación de
un espacio por parte de un grupo local» (Valbuena, 2005, p. 32).
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...18
Gráco 2: Categorías
Fuente: García, 2012
Por tanto, las sociedades entonces serán creadoras del espacio desde dis-
tintas representaciones compartidas colectivamente; por lo que «algunas
nacen de la geometría, pero las hay también provenientes de la construcción
física del espacio e igualmente de un mundo cromático de color urbano, o
de signos vernaculares» (Silva, citado por Valbuena, 2005, p. 32).
La relación entre los miembros de los grupos se forma y reforman
mediante una serie de elementos cohesionadores cuyos signicados de
dichos elementos son compartidos por los integrantes. Signicados que
sirven como componentes cohesionadores; pero, a su vez, cuando el gru-
po replantea y reorganiza las signicaciones, esta reformulación o reinter-
pretación de signicaciones son el punto de encuentro para cohesionar
al grupo. Por tanto, se puede decir que una representación social es «un
conjunto organizado de cogniciones relativas a un objeto, compartidas
por los miembros de una población homogénea en relación con ese obje-
to» (Flament, 2001, p. 33). Por su parte, Abric expande este argumento
sobre las representaciones sociales:
Si, por ejemplo, un individuo (o un grupo) expresa una opinión (es decir,
una respuesta) respecto a un objeto o a una situación, dicha opinión en
cierta forma es constitutiva del objeto, lo determina. El objeto recons-
truido es entonces de forma tal que resulta consistente con el sistema de
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 19
evaluación utilizado por el individuo. Es decir, por sí mismo un objeto no
existe. Es y existe para un individuo o un grupo y en relación con ellos.
Así pues, la relación sujeto-objeto determina al objeto mismo. Una re-
presentación siempre es la representación de algo para alguien. Y como lo
dice Moscovici (1986:71), esta relación, «este lazo con el objeto es parte
intrínseca del vínculo social y debe ser interpretada así en ese marco». Por
tanto, la representación siempre es de carácter social (Abric, 2001, p. 12).
Esta hipótesis, que versa sobre el abandono del corte sujeto-objeto,
lleva a otorgar un status nuevo a lo que se identica como «realidad ob-
jetiva» y que es denida por los componentes objetivos de la situación
y del objeto. Se puede plantear que, a priori, no existe realidad objetiva,
pero que toda realidad es representada, apropiada por el individuo o el
grupo y reconstruida en su sistema cognitivo, integrada en su sistema de
valores que depende de su historia y del contexto social e ideológico que
le circunda. Y es esa realidad apropiada y reestructurada que «para el in-
dividuo o el grupo constituye la realidad misma. Toda representación es
así una forma de visión global y unitaria de un objeto, pero también de un
sujeto» (Abric, 2001, p. 12).
INTERPRETACIÓN Y ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA
El objeto de estudio según Guber (2004) es una relación construida
teóricamente y en torno de la cual se articulan explicaciones acerca de una
dimensión de lo real o de lo que se interpreta como real; siendo así una
«relación problemática» no evidente, formulada por el investigador so-
bre la base de ciertos supuestos (y apuestas) acerca de cómo es el mundo
y cómo funciona ese mundo en el caso especíco a analizar. El sistema
interpretativista de convalidación de teorías ha de asentarse en el hecho
de que, si el conocer una cultura signica aprender las reglas de un juego,
quienes evalúan deben ser aquellos que sepan cómo emplearlas, es decir,
los nativos. Así, la efectividad de una traducción depende de que lo tradu-
cido «sea reconocido por sus autores originales» (Guber, 2004, p. 40).
Geertz arma que en antropología, en especial, en antropología social
lo que hacen los que la practican es etnografía; y, comprendiendo lo que
es la etnografía, o más exactamente, lo que es e implica hacer etnografía
se puede comenzar a captar a qué equivale el análisis antropológico como
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...20
forma de conocimiento. Corresponde advertir enseguida que ésta no es
una cuestión de métodos. Desde cierto punto de vista, el del libro de tex-
to, hacer etnografía es establecer relaciones, seleccionar a los informantes,
transcribir textos, establecer genealogías, trazar mapas del área, llevar un
diario, etc. Pero no son estas actividades, estas técnicas y procedimien-
tos lo que denen la empresa. Lo que la dene es cierto tipo de esfuerzo
intelectual: una especulación elaborada en términos de, para emplear el
concepto de Gilbert Ryle, «descripción densa» (2003, pp.20-21).
El abordaje del tema de estudio se hace desde el trabajo de campo y
el método etnográco. La etnografía permite varios niveles de aproxima-
ción al problema de estudio. En primer lugar un nivel de aproximación o
nivel de observación detecta a los actores y al contexto problematizado.
El enfoque de acercamiento es de corte interpretativista, según el cual el
trabajo de campo no se plantea como una cantera de hechos-datos, sino
como la experiencia misma sobre la cual la Antropología organiza su co-
nocimiento. Dicha experiencia se lleva a cabo por el uso, el ensayo y el
error, esto es, por la participación. Según los interpretativistas, para Gu-
ber (2004), el investigador aspira a ser uno más, copiando y reviviendo la
cultura desde adentro, pues los signicados se extraen de uno de los usos
prácticos y verbalizados, en escenarios concretos. Agrega que la presencia
directa, cara a cara, es la única que garantiza una comunicación real entre
el antropólogo y el informante y, a través de la intersubjetividad, el investi-
gador puede interpretar los sentidos que orientan a los sujetos de estudio.
Complementando la idea anteriormente expuesta, Geertz reseña que
el considerar las dimensiones simbólicas de la acción social, que el autor
ejemplica como: arte, religión, ideología, ciencia, ley, moral, sentido
común, entre otros… no es apartarse de los problemas existenciales de la
vida «para ir a parar a algún ámbito empírico de formas desprovistas de
emoción; por el contrario, es sumergirse en medio de tales problemas»
(p.40). Argumenta, además que la vocación esencial de la Antropología
interpretativa no consiste en dar respuestas a las preguntas más profundas,
sino dar acceso a respuestas dadas por otros, que guardaban otras ovejas en
otros valles, y así permitir «incluirlas en el registro consultable de lo que
ha dicho el hombre» (ibíd).
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 21
El ser humano, en su proceso evolutivo, empezó a preguntarse el fun-
cionamiento del mundo que le rodeaba, el porqué de las cosas, de las cir-
cunstancias; interrogantes, que, en la gran mayoría de los casos, no tenían
una respuesta clara y sencilla. Según Schwarz (2008) es un hecho que, en
un momento dado de la evolución humana, sin que se llegue a conocer un
motivo concreto, se crea el umbral de comunicación entre el consciente y
el inconsciente del hombre, que permite la aparición de una intercomu-
nicación entre la lógica y la afectividad entre la imaginación y la realidad.
Estados de conciencia «hasta entonces desconocidos aparecen y modi-
can de forma sensible el comportamiento de la especie» (p.27).
NOCIONES DE SÍMBOLO
El simbolismo ha de ser una forma de conocimiento y un lenguaje, una
forma de comunicación y expresión; por lo que la actividad simbólica es
un orden mental. Entonces, el objetivo del simbolismo es ante todo expli-
car las ideas y hacerlas conocer (Schwarz, 2008). Agrega:
El simbolismo es una forma de conocimiento y un lenguaje. Es una for-
ma de expresión y de comunicación. La actividad simbólica es de orden
mental; el objeto del simbolismo es ante todo explicar las ideas y hacerlas
conocer… el mundo del conocimiento del simbolismo es el del conoci-
miento indirecto (Schwarz, 2008, p. 96).
Todo signo se compone de un signicante y de un signicado. El sig-
nicante es la forma, lo visible y tangible, mientras que el signicado es el
contenido, lo invisible, lo intangible. Un símbolo es una representación
perceptible de una idea, con rasgos asociados por una convención o con-
cierto socialmente aceptado. En este sentido, el símbolo trata de la manera
indirecta en que la conciencia se representa al mundo. Lo no visible en
«carne y hueso» hace que se represente a la conciencia a través de una
imagen. Sperber dene código como un:
…conjunto de parejas (mensaje, interpretación) dado ya sea, en un caso
elemental como el morse, bajo la forma de simple lista, ya en los casos más
complejos, como por ejemplo, la cartomancia y, ciertamente, la lengua,
bajo la forma de reglas que denen potencialmente todas las parejas del
código y sólo estas. En esta denición amplia no es necesario que las rela-
ciones mensaje/interpretación sean biunívocas; dicho de otro modo, a un
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...22
mismo mensaje pueden corresponderle varias interpretaciones, e inversa-
mente (Sperber, 1988, p. 36).
Diversas situaciones cotidianas como la muerte, los fenómenos natu-
rales, así como la relación del hombre con otras especies, sin una explica-
ción racional aparente, quedaban grabados en la memoria de los grupos
humanos; entretanto que las experiencias que marcaban y denían las ac-
ciones y creencias se fueron acumulando y relacionando progresivamente
con la vida diaria, necesitaban ser representadas mediante imágenes que
se creaban y recreaban en la mente, adquiriendo un signicado que tras-
cendía físicamente.
En este sentido, Schwarz, en reexión sobre la representación mental
de los fenómenos físicos, que quedaban marcados en la psique humana,
y adquirían independencia de las formas externas de los mismos, agrega:
«El mundo imaginario parece entonces el lugar donde podemos dar una
representación de los fenómenos mentales, independientemente de las
formas “formas exteriores. La imaginación sería como “una realidad de
dentro, complementaria de la realidad material “de fuera”» (2008, p. 18).
El autor, considerando la evolución del Homo sapiens como especie
racional mediante el surgimiento del estado de conciencia, añade:
El Homo sapiens aparece tras el surgimiento de un nuevo estado de con-
ciencia. Su originalidad es este reconocimiento de “algo diferente”. Es
el despertar de la función de lo sagrado y, como dice Mircea Eliade, el
Homo sapiens es Homo religiosus, en el sentido de que es el único capaz
de comunicar y de representar conscientemente el universo por medio de
los símbolos (íbid, p. 28).
El hombre, en ese sentido, ya no se le considera como un mero ser físico
o emocional sino que es capaz, gracias a su imaginación, de crear símbolos,
crear lazos que establecen la relación entre lo concreto y lo abstracto, lo
visible y lo invisible, la tierra y el cielo, entre otros (Schwarz, 2008).
Un símbolo es, entonces la representación perceptible de una idea, con
rasgos asociados por una convención socialmente aceptada. Es un signo
sin semejanza ni contigüidad, que solamente posee un vínculo conven-
cional entre su signicante y su denotado, además de una clase intencio-
nal para su designado. Los símbolos pueden componerse de información
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 23
realista, extraídas del entorno, fácil de reconocer, o también por formas,
tonos, colores, texturas..., con un signicado atribuido y reconocido, que
bien sirve para la expresión de las ideas, así como elemento mediador entre
lo consciente e inconsciente, lo profano y lo sagrado, el poder y la subordi-
nación. El término “símbolo” “deriva del verbo griego sumbolon, «reu-
nir» o «volver a juntar» las partes de un objeto que sirve como signo de
reconocimiento. Su origen latino remite a simbolus, que signica aquello
que transporta” (Schwarz, 2008, p. 93).
El símbolo lleva en sí una fuerza centrípeta, estableciendo un centro
relacional, al que se reere lo múltiple y donde se encuentra su unidad; re-
sultado de la confrontación de tendencias contrarias y de fuerzas anti-
micas (Schwarz, 2008). El símbolo es la mediación entre la imaginación
y lo material, dándole un signicado a la existencia misma, representando
aquello que no se esté en contacto directo, pues una abstracción. Todo lo
envuelto en la cultura, por tanto toda actividad humana, es representado
y simbolizado, en una abstracción de lo real a lo imaginario.
Según Durand (2006), el imaginario es ese trayecto en el cual la repre-
sentación del objeto se deja asimilar y modelar por los imperativos pulsio-
nales del sujeto, y en el cual, recíprocamente, las representaciones subje-
tivas se explican por los acomodamientos anteriores del sujeto al medio
objetivo; por lo que puede decirse que el símbolo siempre es el producto
de los imperativos biopsíquicos por las intimaciones del medio. Durand
agrega, además:
Precisamente en el entorno tecnológico humano vamos a buscar un
acuerdo entre los reejos dominantes y su prolongación o conrmación
cultural. En términos pavlovianos, podría decirse que el entorno humano
es el primer condicionamiento de los dominantes sensoriomotrices, o en
términos piagetianos, que el medio humano es el lugar de la proyección
de los esquemas de imitación. Si, como lo quiere Lévi-Strauss, lo que es
del orden de la naturaleza y tiene como criterios la universalidad y la es-
pontaneidad está separado de lo que pertenece a la cultura, campo de la
particularidad, de la relatividad y la coerción, no es por ello menos nece-
sario que se realice un acuerdo entre la naturaleza y la cultura, bajo pena
de ver que el contenido cultural jamás ha sido vivido. La cultura válida, o
sea, la que motiva la reexión y la ensoñación humanas, por lo tanto, es
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...24
la que sobredetermina por una especie de nalidad el proyecto natural
suministrado por los reejos dominantes que hacen en las veces de tutor
instintivo (2006, p. 54-55).
Más allá de su signicación arquetípica, el animal es susceptible de ser
sobredeterminado por características particulares que no se vinculan di-
rectamente con la animalidad. Por ejemplo, la serpiente y el pájaro, sólo
son, por así decirlo, animales en segunda instancia; lo que prima en ellos
son las cualidades que no son propiamente animales: la ocultación y el
cambio de piel que la serpiente comparte con el grano, la ascensión y el
vuelo que el pájaro comparte con la echa. Este ejemplo muestra una di-
cultad esencial de la arquetipología: el intrincamiento de las motivacio-
nes que siempre provoca una polivalencia semántica en el nivel del objeto
simbólico, sentimientos poderosos de bestialidad y agresión (Durand,
2006). El pensador francés dene mito como:
Un sistema dinámico de símbolos, arquetipos y esquemas; sistema diná-
mico que, bajo el impulso de un esquema, tiende a constituirse en relato.
El mito es ya un bosquejo de racionalización, porque utiliza el hilo del
discurso, en el cual los símbolos se resuelven en palabras y los arquetipos
en ideas. El mito explicita un esquema o un grupo de esquemas. Así como
el arquetipo promovía la idea y el símbolo engendraba el nombre, puede
decirse que el mito promueve la doctrina religiosa, el sistema losóco
o…el relato histórico y legendario (2006, p. 64-65).
El teriomorsmo (del griego antiguo therion, θηρίον, que signica ani-
mal salvaje y anthrōpos, ἄνθρωπος, hombre) es un término que se aplica a
cualquier transformación de un ser humano en un animal, ya sea de mane-
ra completa o parcial, así como la transformación inversa en un contexto
mitológico o espiritual. Por otro lado se encuentra el antropomorsmo,
ανθρωπος (anthrōpos), que signica “humano, y μορφη (morphē), que
implica, por el contrario, atribuir cualidades y actitudes humanas a ob-
jetos inanimados u otras especies animales, dotando de “humanidad” a
dichos objetos o especies. Estas transformaciones, contrarias pero, a su
vez, complementarias, se derivan en una extrapolación de las cualidades
animales, como la fuerza, velocidad, esbeltez, entre otras, en el comporta-
miento humano (teriomorsmo); y, al mismo tiempo, cualidades y senti-
mientos humanos han de ser extrapolados en la gura de los animales (an-
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 25
tropomorsmo), en un proceso que a simple vista pareciese una analogía,
pero más bien es una homología.
Gráco 3: Nociones de símbolo
Fuente: García (2012).
La analogía se produce por el reconocimiento de similitudes entre rela-
ciones diferentes en cuanto a sus términos, mientras que la convergencia,
denición a la que recurre Durand (2006) encuentra constelaciones de
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...26
imágenes semejantes, término a término en dominios diferentes de pen-
samiento. La convergencia es, más bien, una homología. En este sentido,
el semantismo, o el signicado intrínseco inmerso, que se encuentra en la
base de todo símbolo y que hace que la convergencia juegue más sobre la
materialidad de elementos semejantes que sobre una simple sintaxis. Más
allá de la funcionalidad, la homología es equivalencia morfológica, o sea,
de la forma. Una homología, a diferencia de una analogía alude a un símil
estructural, sería más bien del tipo “A es a B lo que A’ es a B’.
RESCATAR LA VOZ DEL OTRO: RECOLECCIÓN DE DATOS
La observación participante
La antropología es una ciencia social en constante construcción, de-
bido a que ella reeja los cambios sociales y epistémicos a lo largo de la
historia. Los elementos que la distingue de otras ciencias son el abordaje
de los imaginarios de las culturas, en un intento de captar la voz de otro, su
cosmogonía y su modo de vida; y su método propio de estudio de dichas
sociedades como lo es el método etnográco. La antropología es, enton-
ces, una de las ciencias sociales con una agenda intelectual y académica
extremadamente ambiciosa; puesto que su objeto central de estudio es la
«permanencia y cambio de los fenómenos socioculturales, por lo que se
ocupa de conocer y analizar a la humanidad entera» (García Acosta y
Melville, 2007, p. 16).
Para lograr tal agenda, una de las premisas de la antropología es, preci-
samente, registrar y analizar los actos y discursos del otro con el n de des-
cifrar e interpretar la cosmovisión de un grupo sociocultural en concreto.
Es rescatar la voz del otro, reejar la otredad para poder comprenderla y
estudiarla. Una de las técnicas más ilustrativas de lo que es la Antropolo-
gía y su método es la observación participante, que consiste en integrarse
de lleno en el campo de estudio en donde el etnógrafo o investigador se
va insertando dentro de las dinámicas propias del sujeto estudiado, en un
intento de ganar la conanza, así como “vivir en carne propia” los fenó-
menos socioculturales que se están analizando, en el cual se va viviendo la
experiencia etnográca. Malinowski, por ejemplo, rememora cómo se fue
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 27
codeando con los trobiandeses:
Poco después de haberme instalado en Ornarakana empecé a tomar parte,
de alguna manera, en la vida del poblado, a esperar con impaciencia los
acontecimientos importantes o las festividades, a tomarme interés perso-
nal por los chismes y por el desenvolvimiento de los pequeños inciden-
tes pueblerinos; cada mañana al despertar, el día se me presentaba más
o menos como para un indígena […] Las peleas, las bromas, las escenas
familiares, los sucesos en general triviales y a veces dramáticos, pero siem-
pre signicativos, formaban parte de la atmósfera de mi vida diaria tanto
como de la suya [...] Más avanzado el día, cualquier cosa que sucediese
me cogía cerca y no había ninguna posibilidad de que nada escapara a mi
atención (2001, p. 25).
La observación participante consiste en dos actividades principales,
como son: la observación sistemática y controlada de todo lo acontecido
en torno al investigador, y la participación en varias actividades de la po-
blación (Guber, 2001). Agrega, en este sentido, además:
…consiste en la inespecicidad de las actividades que comprende que son:
integrar un equipo de fútbol, residir con la población, tomar mate y con-
versar, hacer las compras, bailar, Cocinar, ser objeto de burla, condencia,
declaraciones amorosas y agresiones, asistir a una clase en la escuela o a
una reunión del partido político. En rigor, su ambigüedad es, más que un
décit, su cualidad distintiva (p.56).
Agrega Guber que las signicaciones que fundan el orden social no
son observables como conducta animal o los movimientos físicos, por lo
que los medios para aprehenderlas deben ser otros. Y si el orden simbólico
varía en cada pueblo modicando los sentidos de las prácticas, «el inves-
tigador debe proceder a reconocerlos en su lógica, a través de técnicas que
garanticen la eliminación de nociones etno y sociocéntricas» (2004, p.
48).
La observación participante tiene las siguientes ventajas al momento
de estudiar a profundidad las prácticas: a) Se facilita la percepción del
tema estudiado al encontrarse en el sitio; b) se estudia el problema in situ,
de primera mano, sin la interferencia de terceros; y c) se facilita el acceso
a datos restringidos debido al grado de conanza que el grupo objeto de
estudio pueda sentir hacia el investigador al formar parte de las prácticas.
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...28
La entrevista
La observación participante y el registro de campo son fundamentales
para la realización de una óptima etnografía, sin embargo, la observación
marca la experiencia del investigador, sin poder necesariamente captar
las emociones y pensamientos del otro. A veces es necesario indagar más,
profundizar en la obtención de los datos. Por ello, se recurre a la entrevista
para dejar que el sujeto de estudio cuente su historia. Kottak agrega:
Con la entrevista dirigida, el etnógrafo habla cara a cara con sus infor-
mantes, hace preguntas y anota las respuestas. Los procedimientos del
cuestionario tienden a ser más indirectos e impersonales; con frecuencia
es el propio encuestado el que rellena el formulario (2007, p. 28).
La entrevista se convierte en una técnica que consiste en un diálogo
con un n concreto, para adentrarse en el mundo del otro. Por medio de
la entrevista se puede obtener toda aquella información que no es accesi-
ble mediante la observación, porque a través de ella se puede penetrar en
el mundo interior del ser humano y conocer sus sentimientos, su estado
anímico, sus ideas, sus creencias y conocimientos (Cerda, 2005, p. 258).
De ello se deduce que «la entrevista no es otra cosa que una conversación
entre dos personas, una de las cuales se denomina entrevistador y otra en-
trevistado» (Ibíd, p.259). Existe, según Cerda (2005), un acuerdo entre
los distintos investigadores en cuanto a las tres funciones básicas y princi-
pales que cumple la entrevista en la investigación cientíca:
Obtener información de individuos y grupos.
Facilitar información.
Inuir sobre ciertos aspectos de la conducta de una persona o un
grupo (opiniones, sentimientos, comportamientos, entre otros).
Las entrevistas se pueden dividir en: estructuradas o dirigidas, semies-
tructuradas o semidirigidas y no estructuradas o no dirigidas. Para efectos
concretos de esta investigación, se optó por la semiestructurada o semidiri-
gida, la cual se basa en «una guía de asuntos o preguntas y el entrevistador
tiene la libertad de introducir preguntas adicionales para precisar conceptos
u obtener mayor información sobre los temas deseados (es decir, no todas
las preguntas están predeterminadas)» (Hernández, Fernández-Collado y
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 29
Baptista, 2006, p. 597). También se le denomina no directiva, ya que «po-
see un objetivo eminentemente exploratorio de las actitudes y sentimientos
del entrevistado» (Cerda, 2005, p. 261). En este sentido, la entrevista se-
miestructurada recoge las ventajas de las estructuradas y no estructuradas.
Una de las grandes ventajas de la entrevista es, sin lugar a dudas, su
condición de oralidad y verbalidad, ya que la comunicación directa, cara a
cara, posibilita comprobar la información suministrada, controlar la vali-
dez de las respuestas y ayudar al entrevistado a resolver muchos problemas
relacionados con las respuestas, aparte de poder leer más allá del lenguaje
verbal, y observar otros lenguajes que dejan entrever más adentro aún del
entrevistado (Cerda, 2005).
El informante clave
Son aquellas personas que, por sus vivencias, capacidad de empatizar y
relaciones que tienen en el campo pueden apadrinar al investigador con-
virtiéndose en una fuente importante de información a la vez que le va
abriendo el acceso a otras personas y a nuevos escenarios. La entrevista
con el informante clave al comienzo del estudio puede ayudar al investi-
gador a tener una idea clara de los temas relacionados con la investigación;
para luego, desarrollar preguntas, discutirlas en grupo, identicar los te-
mas a ser cubiertos en las observaciones, entre otras.
Guber (2004) concibe al informante como:
Un sujeto condicionado y limitado por la sociedad y la cultura
y que, por tanto, no desempeña ningún papel constructivo en el
proceso histórico del cual aparece como mero ejemplar o muestra,
como agente mecánico de determinaciones a su voluntad. Es un
participante dentro de las dinámicas sociales objeto de estudio.
Un individuo que puede suministrar «datos» de manera directa
y «no mediada, pues él es el portador de su cultura y de sus pautas
sociales» (p.129).
Para Kottak, en cualquier comunidad hay personas que, ya sea por ac-
cidente, experiencia, talento o preparación, pueden proporcionar la infor-
mación más completa y útil sobre aspectos particulares de la vida, los que
él denomina «informantes privilegiados» (2007, p. 29).El informante es
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...30
quien abre al investigador las puertas a la cosmovisión del otro, no sólo
a través de la participación con el grupo, sino que cuente su testimonio,
dejando entrever la voz del otro, internarse en ese entramado que es la
cosmogonía de las culturas y pueblos.
d) Nuevas tecnologías en el campo
Muchas cosas han cambiado desde la aventura de Malinowski en el Pa-
cíco Occidental, no sólo en el abordaje teórico y en la forma de acercarse
a la realidad social desde las distintas ciencias sociales, sino que existen
nuevas posibilidades tecnológicas que, además de intervenir en la cotidia-
nidad actual, también presentan posibilidades a la Antropología al mo-
mento del estudio de las realidades socio-culturales.
Uno de los elementos imprescindibles para la recolección de los datos
al momento de la realización del campo y de la entrevista es contar con los
implementos necesarios para recopilar la información obtenida mediante
las entrevistas y la visita de campo. Realizar anotaciones mientras se en-
trevista puede ser un proceso muy engorroso debido a que la velocidad
en la cual se produce el lenguaje verbal supera, con creces, a la cantidad
de palabras por minuto que se escriban —a menos que se tenga una gran
habilidad en taquigrafía—, por lo que muchos investigadores recurren a
una codicación de las respuestas in situ mediante signos especícos, o al
grabador, que recoge elmente la entrevista. Otro de los aspectos impor-
tantes del campo etnográco, tanto en la observación participante como
en la entrevista, es el registro de imágenes, a través de la fotografía, porque
éstas ayudan de sobremanera a describir y, posteriormente, interpretar las
impresiones obtenidas en el trabajo de campo.
El advenimiento de los teléfonos celulares llamados de tercera genera-
ción, y más aún con los denominados smartphones —siendo el más co-
nocido en Venezuela los populares BlackBerry—, que poseen funciones
complejas integradas al mismo, como cámaras fotográcas digitales de
alta resolución, grabadora y creador de notas, son herramientas muy valio-
sas para el trabajo etnográco tomando en cuenta los siguientes aspectos:
El hecho de ser el mismo teléfono que se utiliza a diario por parte
del investigador, le es más fácil aprovechar sus funciones debido a
su uso cotidiano; y si tiene las funciones de grabador y cámara fo-
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 31
tográca y/o video, se ahorra mucho espacio pues ya no es necesa-
rio llevar un grabador y cámara aparte. Todo celular que tiene una
cámara integrada es digital, por lo que se ahorra en costo de revelar
e imprimir fotografías, así como el posterior proceso de digitalizar
el material gráco impreso mediante un escáner, lo que ahorra una
cantidad de tiempo considerable.
La cámara digital integrada al teléfono, si se tiene una buena tar-
jeta de memoria, permite captar una mayor cantidad de imágenes
que con una cámara análoga, porque no hay la preocupación por
limitación de rollos. Otra ventaja es que si la imagen tomada no es
del agrado del investigador, simplemente la puede borrar para que
quede más espacio en la memoria, por lo que se pueden fotograar
una gran diversidad de situaciones sin preocuparse por el ángulo
perfecto.
Otro punto a favor del uso de los celulares como grabadora, to-
mador de notas y como cámara fotográca es que los informantes
y la población objeto de estudio en general, se siente menos in-
timidada con estos dispositivos móviles que al estar al frente de
un cuaderno de notas, una grabadora o una cámara propiamente
dicha. Se puede observar que se sienten más cómodos y en muchos
casos, parecieran olvidar el hecho de que están siendo observados,
lo que se traduce en una mayor espontaneidad por parte de los in-
formantes. Cuando se toman notas en el campo con el teléfono
celular, cualquiera a su alrededor puede asumir que el investigador
está enviando SMS o mensajes de texto, actividad que es relativa-
mente normal en espacios públicos.
Los informantes, sobre todo si son jóvenes, en zonas urbanas, al ob-
servar la presencia de tecnología que le es familiar, se sienten más “en
onda” con el investigador, debido a la familiaridad con el uso de los
celulares y las nuevas tecnologías en general. En su caso, incluso, se
pueden realizar las entrevistas mediante SMS o mensajería de texto.
Pichardo, con su experiencia en la realización de trabajo etnográco
en sus trabajos sobre opciones de género, agrega sobre las ventajas del uso
del celular:
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...32
El teléfono, especialmente el teléfono móvil, aparece también como un
nuevo elemento en las relaciones de pareja, no sólo por las posibilidades
de mantener conversaciones con una cierta asiduidad y en cualquier mo-
mento, sino también por la recuperación de un cierto romanticismo a tra-
vés de los mensajes de textos y la extensión del sexo a través del teléfono:
una práctica sexual en la que intervienen las voces y la imaginación de los
actores sociales y no sus cuerpos. Internet también ofrece la posibilidad
de mantener cibersexo y “se erige como un espacio donde se pone en juego
lo sexual, donde se retan los sentidos, las formas, el lenguaje, pero tam-
bién donde se recrea lo social. Aunque se basa en las relaciones sexuales,
en la masturbación personal y en la imaginación sexual, el cibersexo las
sobrepasa como prácticas sexuales y exige su reconocimiento como una
forma nueva: integradora algunas veces, multiplicadora en otras, limitada
en muchas, pero con su propia estructura, forma y desarrollo (Gómez,
2004, p. 26, citado por Pichardo, 2008, p. 142).
Un equipo de telefonía celular con las funciones integradas anterior-
mente descritas representa una valiosa herramienta en tanto que permite
ahorrar espacio, y los informantes se sentirán menos intimidados al enfren-
tarse con una tecnología que le es familiar. En el caso especíco de este tra-
bajo, se utilizó un teléfono marca Nokia, modelo N82 , propiedad del autor
de esta investigación, quien le dio el uso descrito en párrafos anteriores.
ANÁLISIS COMPARATIVO DE LA INFORMACIÓN
El método comparativo (también llamado análisis comparativo) consti-
tuye un conjunto de técnicas que, de modo análogo al método cientíco en
general, van encaminadas a la generación o refutación de hipótesis o teorías.
Esto se lleva a cabo mediante el análisis de variaciones a través del estudio de
semejanzas y diferencias entre dos o más casos, con el n de establecer regu-
laridades que, explicadas mediante covariación, o bien mediante interpreta-
ción de la diversidad, permiten establecer relaciones causales, correlaciones
y generalizaciones. De aquí se deduce que, además de una función heurísti-
ca (generar teorías e hipótesis), el método comparativo posee también una
función de vericación de teorías o hipótesis ya existentes.
El método comparativo posee un uso muy extendido en ciencias sociales,
además de ser utilizado en ciencias naturales como la siología comparativa
o la anatomía comparada, claves en el estudio de la evolución de las especies.
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 33
En las ciencias sociales, las técnicas comparativas se usan a menudo
con nes idiográcos o interpretativos, recayendo la comparación sobre
los objetos comparados (o sobre aspectos de estos) más que sobre propie-
dades o variables concretas de los mismos. Sin embargo, existen también
en ciencias sociales desarrollos metodológicos que permiten determinar
relaciones empíricas entre variables (como en el caso de la psicología o la
sociología), acompañados de la aplicación de técnicas estadísticas.
34
II: CONTEXTO SOCIO-GEOGRÁFICO
EL LAGO DE MARACAIBO COMO ESPACIO DE ENCUENTRO
Mapa 1: División político-territorial del estado Zulia
Fuente: Instituto Geográco de Venezuela Simón Bolívar (2005).
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 35
El estado Zulia se encuentra ubicado al noroeste de Venezuela, en los
límites con Colombia; tiene 63 100 km2 de la supercie total del país.
Limita al norte por el golfo de Venezuela, al sur por los estados Mérida
y Táchira; al este por los estados Falcón. Lara y Trujillo y al oeste por la
República de Colombia, especícamente con los departamentos de Norte
de Santander, Cesar y La Guajira.
El Lago de Maracaibo, con 12 870 km2, comunica con el mar Caribe
a través del Golfo de Venezuela, accesible para barcos de gran calado me-
diante un canal construido de 33 km de largo por 300 metros de ancho y
11 metros de profundidad.
El estado Zulia se divide en 21 municipios y 107 parroquias, y su capi-
tal es la ciudad de Maracaibo. Integra la llamada Región Zuliana y puede
decirse que es la única región de Venezuela cuyos límites coinciden con la
división política territorial del Estado.
El estado Zulia tiene la particularidad de coincidir aproximadamente
con la cuenca hidrográca del lago de Maracaibo, cuyos accidentes princi-
pales son la sierra de Perijá al oeste y las estribaciones andinas de las sierras
de Lara y Falcón al este. Entre estas dos formaciones se encuentran terre-
nos planos y ondulados, en cuyo centro está el Lago de Maracaibo, que se
comunica con el Golfo de Venezuela.
El norte de la región es predominantemente llano, de suelos pobres y
severas condiciones de aridez. Entre la costa occidental del lago y el pie-
demonte de la sierra de Perijá se pueden encontrar planicies y terrenos
ondulados de distintas condiciones de fertilidad y régimen de lluvias par-
cialmente decitario. En el extremo oeste de la región, la Sierra de Perijá es
de topografía montañosa, con alturas de hasta 3 700 metros.
Al sudoeste de la costa del Lago de Maracaibo, las ciénagas de Juan
Manuel constituyen un área de singular signicación por su ora y fauna.
Al sur del Lago de Maracaibo se encuentra una de las áreas de la región de
mayor valor productivo agropecuario, aunque presenta algunas limitacio-
nes de drenaje. Entre la costa oriental del lago y el piedemonte andino se
presentan terrenos ondulados, valles planos y áreas escarpadas que llegan
a alturas de 1 500 metros.
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...36
El clima tropical húmedo de la región se ve muy inuenciado por el
lago de Maracaibo, cuya masa de agua determina una elevación de la tem-
peratura del aire; esto hace que se forme un centro de baja presión que es
compensado por corrientes de aire frío de las partes altas de las monta-
ñas que rodean a la región. Este movimiento de convección determina el
régimen de lluvias regional. La precipitación anual muestra un aumento
de norte a sur con valores que van desde 125 mm hasta el sur del lago de
Maracaibo (3 500 mm). La ubicación de la región en plena área tropical
geográca determina que las variaciones diurnas de la temperatura en tor-
no a su media superen a la variación media anual.
El sistema hidrográco de la región coincide, prácticamente, con el de
la cuenca del Lago de Maracaibo, que está situado en el centro de la región,
la cual está enmarcada por las cumbres montañosas en sus límites oriental,
occidental y austral, determinando, en consecuencia, un sistema de cursos
de aguas centrípetos al lago. Los cursos de agua permanentes y tempora-
rios que corren por la cuenca superan los 135; de estos, los de mayor im-
portancia son Limón, Palmar, San Juan, Apón, Santa Ana y Catatumbo,
que desembocan en la margen occidental del lago; Zulia, Escalante, Cha-
ma y Mucujepe en la margen sur, y Motatán, Misoa, Machango, Pueblo
Viejo, Apure, y Palmar en la margen oriental del Lago de Maracaibo.
Originalmente, la vegetación dominante de la región eran asociacio-
nes forestales variables en su composición de acuerdo con las condiciones
locales de suelo, altitud y clima. Sin embargo, el área forestal se ha redu-
cido ahora considerablemente por las explotaciones madereras y amplia-
ción de la frontera agrícola-pecuaria; se estima que en 1971 se redujo a 24
124 km2.
A principios del siglo XXI, las principales áreas de concentración fo-
restal se encuentran en la sierra de Perijá, sobre la frontera con Colombia,
en los bosques de pantano en las ciénagas de Juan Manuel, en la costa
occidental del lago, y en las altas estribaciones de la serranía de Ciruma al
este de la región.
Como consecuencia de las deforestaciones se han establecido asocia-
ciones herbáceas entremezcladas con ejemplares forestales de segundo
crecimiento, cultivos y relictos del bosque primario.
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 37
Mapa 2: Precipitaciones y estaciones pluviométricas en el estado Zulia
Fuente: Proyecto recursos naturales de la Región Zuliana (1970).
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...38
Una visión esquemática de la distribución de la vegetación en la re-
gión muestra en la península de la Guajira el desarrollo de una vegetación
de tipo desértico, de porte bajo y mediano, con densidad baja y espinosa
compuesta principalmente por cardones, tuna blanca, cuji, jobo y trompi-
llo. Esta vegetación se modica un tanto en su parte sur con la presencia
de ejemplares de bosque espinoso tropical y de jacure, buche, guamacho,
tuatúa, toco, guayacán, entre otros.
Al sur de la Guajira, bordeando el norte del lago en ambas márgenes,
hasta llegar al sur de La Concepción en la costa occidental y al sur de Ciu-
dad Ojeda en la costa oriental, se encuentran los remanentes del bosque
muy seco tropical formados por ejemplares de vera, curarine, roble, jabi-
llo, apamate, jobo, entre otros.
Entre la anterior formación y en las estribaciones de la sierra de Perijá y
Andes y costas oriental, sur y occidental del lago, se encuentran asociaciones
de bosque seco tropical muy alterado por incendios, extracción maderera,
áreas de cultivo y pastoreo. En estos bosques han desaparecido prácticamen-
te especies tales como cedro, caoba, gateado, apamate, caro, samán, mijao,
etc., que estaban asociadas a somán, copaiba, jobo, caro, ceiba, camoruco,
algarrobo y algunas otras. Esta formación es una de las que ocupan mayor
supercie en la región; su supercie se estima en 23 690 km2.
En el límite sudoeste de la región se presenta la formación de bosque
medo tropical, que abarca un área de unos 13 000 km2. Dicha forma-
ción se encuentra sobre terrenos ondulados, algunos de los cuales llegan
hasta los mil metros de altitud. El bosque primario compuesto por cedro
amargo, ceiba roja, mijao, guayabón, pardillo, gateado, etc., ha sido inten-
samente ocupado en actividades agrícolas, ganaderas y madereras, lo que
dio lugar a extensas supercies de pasturas entremezclándose con ejem-
plares forestales de segundo crecimiento, como jobo, araguaney, apamate,
balso, bucare, camoruco, entre otros
En las áreas cercanas comprendidas entre 500 y 1 500 metros de al-
titud, tanto en el área de Peri, al oeste, como en la Costa Oriental del
Lago, se había desarrollado un bosque húmedo premontano que cubría
unos 1 800 km2, compuesto por mijao, jobo, apamate, araguaney y ca-
morúes. Este bosque primario ha sido en gran parte eliminado por los
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 39
avances de la agricultura y ganadería, quedando en pie sobre todo en áreas
de mayor pendiente y suelos pobres.
A mayores alturas, la vegetación primitiva estaba constituida por bos-
ques de tipo húmedo premontano, muy húmedo montano bajo y montano,
que abarcan unos 3 700 km2 de supercie. Están localizados en la sierra de
Peri, la que alcanza en ciertas cumbres a 3 500 metros Sus alturas varían
entre 800 y más de 3.500 m, destacando Cerro Pintado (3 650 msnm) y
Pico Tetari (3 750 msnm). Las especies originales estaban compuestas prin-
cipalmente por araguaney, apamate, canjaro, tacamapaco, sangrino, quaci-
mo, saisai, cobaloriga, quamo, quino, laurel, etc. En general, esta formación
ha sido poco alterada por difíciles condiciones de clima y topografía.
Mapa 3: Mapa del Estado de Zulia trazado por el ingeniero, militar y polí-
tico Venezolano Jesús Muñoz Tebar, ministro de obras durante el gobierno
del presidente de los Estados Unidos de Venezuela (1864-1953) Antonio
Guzmán Blanco.
Fuente: Lecuna (1916).
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...40
EL CONSEJO DE CIRUMA: CONTEXTO ESPACIAL Y CARACTERÍSTICAS
El Consejo de Ciruma está ubicado en la parte sureste del municipio Mi-
randa del estado Zulia, en las estribaciones de la serranía de Ciruma. Capital
de la parroquia San Antonio, que cuenta con 11 558 personas (INE, 2011)
en su territorio, concentrados en el pueblo propiamente dicho, y en otras aglo-
meraciones como Quiroz, La Ceiba, El Pensado, El Cabimito, entre otros.
Adornada por grandes árboles de copaiba (cabimos) y por un verdor que ema-
na de sus fértiles tierras, que la ubican entre las mejores zonas del estado Zulia,
para el desarrollo de la actividad agropecuaria (Strauss y Otros, 2000).
La serranía de Ciruma o del Empalao forma parte del sistema o macizo
Coriano, en sus estribaciones más occidentales. Constituye una cadena
montañosa relativamente alta, pequeña y aislada. Se encuentra separada
de la serranía de Jirajara, al sur, por alturas menores a los 900 msnm; de la
sierra de Baragua, al este, por la depresión de Carora; y de la sierra de San
Luis por el valle del río Matícora. Se destaca dentro del sistema coriano
por su orientación norte-sur, en vez de oeste-este del resto de las forma-
ciones del macizo. Se le considera el límite oriental natural de la cuenca
del lago de Maracaibo, y, desde el siglo XIX, ha servido para demarcar los
límites administrativos de las provincias de Coro, Barquisimeto y Mara-
caibo, así como de los actuales estados Falcón, Lara y Zulia.
Está conformada por dos macizos unidos por valles relativamente al-
tos. El cerro Socopó o Socopo tiene un área de 38,4 km² por encima de
la cota de 900 msnm y una altura máxima de 1 571 msnm. El macizo
conformado por cerro Azul y cerro El Cerrón, tiene un área de 508,3 k
y una altura máxima de 1 900 msnm (Fuenmayor, 2011). La vegetación
predominante es de bosque seco tropical, en la parte norte, y en las alturas
superiores a 500 msnm se presenta bosque húmedo. De las cimas de este
sistema montañoso nacen las principales corrientes de agua de la Costa
Oriental del Lago (ríos Cocuiza, Palmar, Aurare, Mene, Tamare, Pueblo
Viejo, Machango, Misoa, entre otros) así como en sus faldas alberga los
embalses de Burro Negro y Machango, reservas hídricas que surten de
agua potable a casi toda la población de la COL.
Los espacios comprendidos por la serranía de Ciruma coinciden con la
región natural o unidad geomorfológica denominada piedemonte colinoso
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 41
Falcón-Zulia (MARNR, 1982). Piedemonte colinoso de relieve general-
mente quebrado, con la presencia de numerosos valles formados por los ríos
que cruzan el paisaje. Se observan otras formas típicas pedemontanas con
lomas bajas y complejos coluvia-aluviales. Se presentan pendientes entre 15
y 31%, con un relieve ondulado y pendientes promedios entre 8 y 10%. Asi-
mismo, también se conforma por valles bajos de aluviones del cuaternario
reciente, con pendientes entre 3 y 8%, con topografía que varía de plana
en las secciones bajas a ondulada en los sectores próximos a las estribacio-
nes montañosas y colinosas. Especícamente, el área de piedemonte de la
serranía de Ciruma constituye una prolongada zona de transición entre la
planicie del lago de Maracaibo y el Macizo Coriano, donde las colinas y el
paisaje ondulado son parte de la cotidianidad de sus habitantes.
Está dotado de diversas riquezas naturales, variedad de especies de o-
ra, destacándose árboles y arbustos, así como vegetación herbácea y algu-
nas plantas medicinales. Fue declarado como pueblo “Jardín del Zulia
por el Ministerio del Ambiente en 1979, dado a la conservación que sus
pobladores hacen al árbol de cabimo (copaiba) al que consideran un sím-
bolo y por la zona de protección de ora y fauna silvestre, conocida como
“El cardón” donde se conservan especies vegetales únicas en Venezuela y
el mundo, así como invertebrados, hongos y reptiles.
Mapa 4: Mapa de El Consejo de Ciruma
Fuente: Google Earth (2016)
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...42
La trama de ocupación espacial tiene una organización cuadricular o de
damero en los alrededores de la Plaza Bolívar y la iglesia de San Antonio de
Padua, en tanto que el resto se aglomera en torno a la vía que conduce al
Kilómetro 34, expandiéndose calles alrededores de las vías anteriormente
mencionadas, así como el camino que conduce hacia el sector Los Toros.
Su expansión es limitada debido a que los terrenos aledaños son ncas y
haciendas, quienes se resisten a vender sus tierras para uso urbano.
El Consejo de Ciruma —o simplemente El Consejo, como se le cono-
ce mayormente— se encuentra en una zona de transición entre el bosque
tropical seco y bosque tropical húmedo, en el inicio del piedemonte de la
serranía de Ciruma. Su ubicación le convierte en una suerte de centro no-
dal en la zona, principalmente por ser cabecera de la parroquia eclesiástica
San Antonio de Padua, a quien se le venera en el pueblo cada 13 de junio.
Cabe destacar que los habitantes de la localidad se denominan «conseje-
ros», quienes tienen sus orígenes en gran parte de oleadas de inmigrantes
de la zona occidental de Falcón y, en menor medida, de Lara.
Mapa 5: Ubicación de El Consejo de Ciruma con respecto al municipio Miranda
Fuente: Wikipedia (2013).
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 43
ZAPARA: CONTEXTO ESPACIAL Y CARACTERÍSTICAS
La isla de Zapara se encuentra ubicada en la parte norte del Estado Zulia,
en el municipio Insular Almirante Padilla, especícamente al este de la Isla
de San Carlos, separada de ésta por el canal de navegación del Lago de Ma-
racaibo. Pertenece jurisdiccionalmente a la parroquia Monagas, que cuenta
con 4 237 habitantes (INE, 2011). Moldeada por el impacto de los vientos
alisios, que constantemente arrastran las nubes y humedad hacia otras lati-
tudes zulianas, Zapara posee un clima árido, con escasas lluvias, que caen en
mayo y a nales de octubre, una escasa vegetación matorral y espinal, con
presencia de gramíneas en algunos médanos fosilizados. La pesca constituye
la principal actividad económica de los zapareños, y en mucha menor medi-
da la ganadería caprina y bovina, con cabezas traídas recientemente.
Mapa 6: Localización geográca de Isla Zapara. A América del Sur y
Venezuela, B Estado Zulia y Estrecho de Maracaibo, C. Isla Zapara entre
Bahía El Tablazo y el Golfo de Venezuela.
Fuente: López, Solé y López-Bautista (2016).
Zapara cuenta con variadas riquezas naturales y un potencial turístico,
debido a su ubicación geográca, entre la Bahía de El Tablazo y el Golfo
de Venezuela, así como la presencia de dunas o médanos de casi 30 metros
de altura que cubren una buena porción de la isla. Su origen geológico
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...44
se debe a la acumulación de sedimentos sobre la falla de Montes de Oca,
formando una barrera natural que evita el ingreso de agua salada al lago de
Maracaibo, si bien a raíz de la construcción del canal de navegación se ha
producido una salinización progresiva de las aguas lacustre.
Mapa 7: Ubicación de Zapara con respecto al municipio Almirante Padilla
Fuente: Wikipedia (2013).
En sus costas, en especial las del Golfo, se encuentran variadas especies
de tortugas que anidan en el litoral zapareño, lo que la convierte en un
ecosistema de alto valor ecológico para el Zulia y la costa occidental cari-
beña venezolana en general. De hecho, el extremo oriental de la isla forma
parte de la zona protectora de la ciénaga de Los Olivitos, al este de Zapara.
La trama de ocupación espacial se caracteriza por ser irregular, sin seguir
un patrón especíco, agrupados en los caminos que conducen al «Torreón»
y expandiéndose hacia el oeste, en el camino a «El Dery». El sector más an-
tiguo corresponde a la concentración de viviendas en torno al camino hacia
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 45
el Torréon y La Mar —como denominan la orilla del golfo de Venezuela—,
que es el balneario. La orilla del lago, si bien es donde se encuentra el centro
poblado, no se utiliza como balneario, ni por turistas ni por locales.
Mapa 8: Isla de Zapara.
Fuente: Google Earth (2022).
RIESGOS Y AMENAZAS EN EL CONSEJO DE CIRUMA
Incendios forestales, producto de la tala y quema indiscrimina-
da, tanto en ncas como en terrenos baldíos
Expansión masiva de euentes tóxicos producto de la quema
indiscriminada de la ora y basura. Los Consejeros denominan
esta situación la “humareda, que cubre todo el pueblo.
Inundaciones producto de las lluvias en algunas zonas circun-
vecinas al pueblo, si bien en El Consejo propiamente dicho no
se producen inundaciones.
Sequía prolongada, que propicia la disminución de la actividad
agropecuaria.
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...46
Imagen 1: Tempestad en El Consejo de Ciruma.
Fuente: García (2013).
RIESGOS Y AMENAZAS EN ZAPARA
Tormentas eléctricas, ocasionalmente acompañadas de vientos.
Mar de leva frecuente. Los zapareños denominan este fenóme-
no como el “Mareón, el cual llega hasta el Torreón.
Desplazamiento de los médanos producto de los vientos, que
propician el tapiado de las edicaciones próximas a estas for-
maciones arenosas.
Dada su condición de isla, el acceso de bienes y servicios en Za-
para es limitado y muchos de estos servicios deben ser provistos
en Isla de Toas e incluso en El Moján.
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 47
Imagen 2: Mareón en Zapara.
Fuente: García (2013).
48
III: VISIONES DEL RIESGO EN LAS COMUNIDADES
NOCIONES DE RIESGO Y AMENAZAS EN LAS COMUNIDADES: EL CONSE-
JO DE CIRUMA
Ana, habitante de El Consejo de Ciruma, considera que el pueblo es
una zona libre de riesgos naturales debido a que las lluvias son fácilmen-
te absorbidas por los suelos del Consejo, teniendo como característica
principal su porosidad, evitando de esta manera que se formen charcos.
Durante las lluvias, se puede observar fácilmente la buena absorción de
los suelos, que se secan rápidamente, aunados a la inclinación del suelo,
constituyéndose así con buen drenaje. No se percibieron charcos o anega-
miento de aguas en el sector.
También comenta que la lluvia es vista como un juego, en donde la
gente sale a bañarse y disfrutar del chaparrón, argumento también plan-
teado por José Luis, padre de Ana. Basta salir en la lluvia (tal como los
autores del presente trabajo hicieron) para percatarse de la actitud de los
consejeros ante las precipitaciones, como si de un juego bajo el agua se
tratase. Niños y adultos, por igual todos, llenaban las calles y jugaban sin
la menor preocupación, viviendo al máximo el momento, como si el tiem-
po se detuviera, como si fueran parte de la lluvia. El ánimo lúdico ante el
chaparrón pareciera hacer olvidar la sensación de las gotas frías que caen
sin cesar. La gente se aglomera en los alrededores de la Plaza Bolívar, esce-
nario del juego en torno a la lluvia.
Los informantes, al preguntárseles sobre si la lluvia constituye un pe-
ligro para El Consejo, comentan, sin tapujos y sin vacilar, que no, que las
lluvias no son amenazas ni las perciben con temor. De hecho, asumen la
lluvia como un juego, para pasar el rato y disfrutar la frescura del agua
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 49
fría que cae, en comparación con el calor abrasador característico de la
zona. La reciben con relativa tranquilidad. Mencionan, sin embargo, que
le temen a los relámpagos, que producen daños ocasionales y cuentan de
historias sobre personas que han muerto a causa del impacto de los rayos.
Los daños, según van contando, se remiten a árboles y techos, en vista de
la ausencia de pararrayos en las distintas edicaciones del lugar. José Luis
recuerda haber escuchado de un caso muy famoso en el pueblo, sobre un
hombre que había sobrevivido a seis impactos de rayo, a pesar de los evi-
dentes daños, como las quemaduras, y haber muerto de un infarto, en la
tranquilidad de su cama.
María, esposa de José Luis, cuenta que los relámpagos o rayos no han
producido daños mayores ni le provocan mayor miedo, armación secun-
dada por el resto de los informantes. El testimonio anteriormente expues-
to, junto con la actitud percibida en las personas que disfrutaban bajo la
lluvia, lleva a interpretar que los rayos y centellas no son percibidos como
amenazas por parte de los consejeros. Para ellos, la lluvia no representa
mayor amenaza o peligro.
Tanto José Luis como María consideran con mayor preocupación el
período de sequía, más que el de lluvias. Es oportuno destacar que, como
en gran parte del territorio venezolano, en El Consejo se presentan dos
estaciones: una seca (de noviembre a abril, conocida localmente como
“verano”) y una húmeda (de mayo a octubre, conocida como “invierno
). Ambos informantes explican que el verano trae sequías prolongadas, en
especial durante los últimos años, en los cuales se han presentado períodos
de sequedad de más de un año de duración.
Para los entrevistados, la sequía, más allá de la ausencia de lluvias pro-
piamente, representa escasez, debido a la dicultad de conseguir agua para
la actividad agropecuaria, pilar fundamental de la economía de El Con-
sejo. Muchas haciendas y granjas se ven en apuros debido a la escasez de
pasto verde. No ha reportado de desabastecimiento o de hambrunas en el
pueblo, pero sí se comenta que es más difícil conseguir productos locales
y tienen un mayor costo.
Otro factor que pareciera preocupar a los consejeros son incendios fo-
restales. José Luis comenta que la quema es una práctica frecuente en los
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...50
terratenientes del lugar, si bien reconoce que gran parte de los incendios
se producen espontáneamente. Este consejero recalca que “a veces son los
vidrios que dejan tiraos en los montes, papeles que se queman, es lo que
provoca esos incendios”, lo que deja entrever que están conscientes de que
dichos incendios tienen una cota de responsabilidad por parte de los po-
bladores. Como lo plantea García Acosta (2005) y Amodio (2005), las
comunidades reconocen los riesgos y se sienten vulnerables ante ellos.
Tanto José Luis como María tienen conciencia del impacto de la a la
tala y quema provocada a los bosques locales, fundamentalmente por ma-
dereras para la realización de trabajo de carpinterías siendo un elemento
del deterioro ambiental que actualmente padece este poblado, pues pro-
picia a la disminución de precipitaciones y a la erosión, que, a largo plazo,
trae como consecuencia la disminución de los caudales de los ríos e inclu-
so, muchos de estos se vuelven estacionales, limitando el aprovechamien-
to de los recursos hídricos.
Tanto Ana como José Luis explican que entre los meses de octubre a
abril hubo un verano de casi un año, en el cual estuvo en peligro la produc-
ción agropecuaria de la zona, lo que trajo problemas de abastecimiento de
alimentos y agua. “La quemada, como denominan las quemas frecuentes
durante el “verano, se da al mediodía. Puede ser provocada o espontánea.
En sequias se producen dichas quemadas, generándose gran cantidad de
humo que poco a poco llega a El Consejo.
Dichas “humaderas” empiezan a llegar a El Consejo a media tarde o a
primeras horas de la noche. Según la dirección del viento se va llenando
progresivamente y se extiende por el pueblo como si de niebla se trata-
ra. Ana comenta que los consejeros se encierran en sus casas para evitar
el contacto directo con el humo. Debido a esta nube de humo, muchos
habitantes del pueblo padecen de problemas respiratorios, como asma,
neumonía y bronquitis. En épocas de “humareda” el ambulatorio local
colapsa, debido a la masiva auencia de personas con problemas respira-
torios. Los entrevistados explican, con aire de resignación, que no exis-
ten medidas concretas para el control de la tala y quema; la comunidad
considera que dicha quema es natural y no inducida por lo que no puede
evitarse, que es parte del ciclo de la vida en El Consejo. Ello cabe dentro de
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 51
lo que García Acosta (2005) concibe como riesgos o amenazas producto
de la acción humana sobre su espacio geográco inmediato, debido a la
transformación del ecosistema, en este caso, con la tala y quema.
NOCIONES DE RIESGO Y AMENAZAS EN LAS COMUNIDADES: ZAPARA
Francisco Rodríguez, conocido como Piñita, comenta que el aumento
desmedido de motorizados, quienes corren entre los pasillos de las casas
y los callejones, como si anduvieran a pie. Agrega que muchas personas se
quejan por, lo que a su juicio, considera un abuso, al pasar por la propiedad
privada y caminerías en motos. Según Piñita, 26 motos merodean por la
isla durante todo el día, como si de una pista de motocross se tratase. Se han
reportado varios accidentes, si bien con heridas leves y raspones sin víctimas
fatales, tampoco se han registrado arrollamientos ni choques entre ellas.
María Vílchez (suegra de Piñita) también se queja de la proliferación
de las motos, las cuales, a su juicio, rompen con la paz de la isla, pues el
estruendo corta el silencio tranquilizador característico de la isla. Relata
que primera vez que ve tanto movimiento en Zapara, puesto que antes de
la llegada de las motos, el sonido más fuerte era el de los motores de las
lanchas.
Los motorizados casi siempre van acompañados, con uno o dos com-
pañeros (si se trata de niños). Corren por doquier y atraviesan literalmen-
te por cualquier espacio en donde quepan. Cuando se desplazan sobre
ellas, parecieran que siguieran a pie, pues siguen prácticamente el mismo
patrón de desplazamiento que los peatones. Muchos pobladores optan
por colocar piedras en los callejones y pasillos, en tanto que otros están
empezando a construir cercas perimetrales en sus propiedades y casas para
evitar el acceso descontrolado de los bólidos y de animales.
Durante la presencia de los autores del presente trabajo en la isla de
Zapara, se presenció el Mareón. Una especie de mar de leva que se adentra
en las calles de la comunidad, generalmente en forma de corrientes que si-
guen los caminos y tardan en secarse, que deja el suelo húmedo por varios
días; e incluso, deja algunos charcos en las calles. Las zonas más propensas
a sufrir el mareón son la Plaza Nigale y el Camino al Torreón, si bien se
extiende a otras calles y caminerías.
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...52
Los pescadores explican que el fenómeno se debe a la elevación de la
marea, combinado con las lluvias torrenciales, si bien se presenta sin nece-
sidad de lluvias, como fue el caso especíco del mareón que se vio durante
la visita. Los zapareños comentaban con asombro el acontecimiento, pues
un mareón de estas dimensiones se presenta en época de lluvias y sobre
todo por la rapidez que la marea volvió a bajar. La bajamar provocó que
las lanchas quedaran varadas hasta bien entrada la mañana: eran las 8 de la
mañana y ninguna embarcación había podido zarpar.
Varios pobladores, entre ellos Piñita, María Vílchez (conocida como
Chinca) y el Sr Adelso Morales (uno de los habitantes más ancianos del
lugar) cuentan que los mareones se dan con mayor fuerza y frecuencia du-
rante octubre, debido a las lluvias. Las aguas se adentran hasta el Torreón,
y hacia la zona de la planta de diésel. El Sr Adelso relata que antes de la
construcción de lo que hoy se conoce como el pueblo de Zapara (muchas
personas mayores denominan el sector como El Correntón) el agua tapa-
ba todo el pueblo, pero con las construcciones, el alcance del agua es más
limitado. María Vílchez recuerda que el mareón ha sido parte de la vida de
la comunidad y que en muchos casos el agua «se mete hasta adentro» de
las casas, lo que provoca daños materiales. A pesar de todo, al igual que el
Sr. Adelso, no recuerda sobre víctimas fatales por mareones o correntones.
Sin embargo, cuentan que en algunos casos las pérdidas son cuantiosas y
muchas veces los afectados no han recibido ayuda de sus vecinos, por lo
que la Sra. Vílchez decía que en esos casos extremos se muestra la verdade-
ra cara de las personas.
Adelso Morales nació en Zapara viejo (el todavía denomina «Zapa-
ra» al antiguo poblado). Cuando tenía 10 años, se mudaron a lo que hoy
llaman Zapara (Él y otras personas mayores llaman al sector «El Corren-
tón»). Como hace 60 años se mudaron para el Correntón, debido a que
el pueblo viejo iba siendo tragado por los médanos poco a poco. Hoy día
hay mareones, pero no llegan tan adentro como el correntón.
En la comunidad de «El Dery», situada junto al muro de contención
del Canal de Navegación del Lago de Maracaibo, el mareón se interna en
la localidad a través de una cañada, que fue tapiada por los cubanos que
se albergan en la isla cumpliendo labores en las distintas misiones sociales
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 53
impulsadas por el gobierno nacional. El proceso de tapiar la cañada es a
través de sacos de arena que fungen como diques, que han ido cediendo
poco a poco, el cual para el momento de nuestra visita, se encontraba se-
midestruido y el agua se adentraba sin mayor esfuerzo. Tanto a Hernán
como Nilda, habitantes de “El Deri” les asusta los chubascos, pues se mue-
ve la casa. El mareón también se mete en las áreas de El Deri por una caña-
da o canal. Dicho canal fue cerrado por los cubanos, con sacos de tierra, si
bien dicha protección ha ido cediendo poco a poco.
Cuando se enferman, los zapareños se dirigen hacia El Moján y, en me-
nor medida, a Maracaibo y a Los Puertos de Altagracia. En Zapara apenas
se reiniciaron los trabajos para culminar el CDI. El Sr. Adelso va a hacerse
una placa en Los Puertos, porque en El Moján no le resuelven nada.
Cuadro 1: Cuadro síntesis de los informantes
Informante Recorrido
Propio
Tiempo/
Espacio Riesgo Amenaza Vulnerabi-
lidad Naturaleza
Ana Bue-
no
Oriunda de
El Consejo
de Ciruma.
Trabaja en el
SIAE de la
Universidad
Nacional Ex-
perimental
“Rafael María
Baralt”
21/07/2013
Consejo de
Ciruma
Zona libre
de riesgos
debido a la
absorción del
suelo en lo
concerniente
a la aguas
Relámpagos,
Tiempos de
sequia
Toneladas de
madera son
extraídas del
ecosistema.
Incendios
forestales
Lluvia, ar-
boles, suelo,
relampagos
José Luis
Bueno
Oriunda de
El Consejo
de Ciruma.
Casado con
María Mén-
dez, con qui-
en tiene varios
hijos. Trabaja
como obrero
en el liceo del
pueblo.
21/07/2013
Consejo de
Ciruma
Zona libre
de riesgos
debido a la
absorción del
suelo en lo
concerniente
a la aguas
Tiempos de
sequia
Toneladas de
madera son
extraídas del
ecosistema
Incendios
forestales
Lluvia, ar-
boles, suelo,
relampagos
María
Méndez
Oriunda de
El Consejo de
Ciruma. Ama
de casa, casa-
da con José
Luis Bueno.
22/07/2013
Consejo de
Ciruma
Tala y quema
de arboles Tiempos de
sequia
Toneladas de
madera son
extraídas del
ecosistema
Incendios
forestales
Lluvia, ar-
boles, suelo,
relampagos
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...54
Informante Recorrido
Propio
Tiempo/
Espacio Riesgo Amenaza Vulnerabi-
lidad Naturaleza
María Víl-
chez
Oriunda de
Zapara. Ama
de casa, fue
pescadora du-
rante parte de
su vida. Tiene
hijos, nietos y
bissnietos.
17/07/2013
Isla de Zapara
Inundación
a gran esca-
la, pérdidas
materiales,
vientos
Mareones,
motos
Pérdidas ma-
teriales e in-
fraestructura
Lago, mare-
ones, chubas-
cos
Hernán
Osorio
Oriundo de
Isla de Toas.
Tiene 40
años viviendo
en Zapara.
Casado con
Nilda. Tiene
varios hijos y
nietos
17/07/2013
Isla de Zapara
Inundación
a gran esca-
la, pérdidas
humanas y
materiales,
miedo a los
chubascos
Mareones Pérdidas ma-
teriales e in-
fraestructura
Lago, Mare-
ones
Francisco
Rodrí-
guez
Oriundo de
Zapara. Casa-
do, con hijos
y nietos. Mae-
stro jubilado
de la escuela
local. Dueño
del restaurant
“Mi Negra
16/07/2013
Isla de Zapara
Inundación
a gran escala,
pérdidas hu-
manas y ma-
teriales
Mareones,
motos, chu-
bascos
Pérdidas ma-
teriales e in-
fraestructura
Lago, Mare-
ones
Adelso
Morán
Oriundo de
Zapara. Por
muchos años
se dedicó a la
pesca. Actual-
mente cobra
pensión en
Los Puertos
de Altagracia.
18/07/2013
Isla de Zapara
Inundación
a gran escala,
pérdidas ma-
teriales
Mareones,
chubascos
Pérdidas ma-
teriales e in-
fraestructura
Lago, Mare-
ones, chubas-
cos
Ana Mar-
colina de
Morán
Oriunda de
Isla de Toas y
vive en Zapa-
ra desde la
adolescencia.
Casada con
Adelso Mo-
rales, tiene
dos hijos.
Maneja un
negocio de
comida
18/07/2013
Isla de Zapara
Inundación
a gran escala,
pérdidas ma-
teriales, chu-
bascos
Mareones y
chubascos
Pérdidas ma-
teriales e in-
fraestructura
Lago, Mare-
ones, chubas-
cos
Fuente: García (2013).
55
CONCLUSIONES
Los diferentes espacios geográcos (isla-colina) propician particu-
laridades en cuanto a la aparición de riesgos y amenazas, por lo que el
abordaje partiendo de las realidades físicas de cada comunidad son nece-
sariamente diferenciadas. Los habitantes de El Consejo de Ciruma ven
sin mayores preocupaciones la lluvia, en tanto que la asumen como una
especie de bendición, una fuente de agua. Esperan las lluvias con ansias.
Para los consejeros, el problema reside en la sequía, pues ésta trae escasez y
desabastecimiento. Otro aspecto que les preocupa es la tala y quema en los
alrededores del pueblo, que ocasionan las «humaderas», que producen
enfermedades respiratorias y otras molestias, que desmejoran la calidad
de vida de la localidad.
Los habitantes de Zapara, por su parte, el problema reside, precisa-
mente, en el agua. Dada su condición de insularidad, el mar de leva o el
«Mareón» ocasiona problemas variados, entre los cuales se destaca el
daño a las instalaciones públicas y las viviendas al metérseles el agua. Los
mareones se producen fundamentalmente durante la temporada de llu-
vias, por lo que las estas últimas son vistas con recelo entre los zapareños.
Ambas comunidades reconocen, en mayor o menor medida, las si-
tuaciones que consideran amenazas, sean de origen natural o antrópico.
Están conscientes de que el uso irracional y desmedido de los recursos na-
turales ocasiona desequilibrios ambientales que atentan contra la calidad
de vida de las comunidades, e incluso, ponen el peligro la sustentabilidad
de sus respectivos asentamientos. Sin embargo, en las distintas entrevistas,
tanto consejeros como zapareños no sienten tener control sobre los fe-
nómenos que les afectan y, muchas veces lo consideran como parte de su
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO, AMENAZAS Y DESASTRES...56
ciclo de vida. La «humareda» de los consejeros y los «mareones» de los
zapareños se asumen como problemas, pero se sufren y no se buscan solu-
ciones. Mucho menos existen propuestas para contrarrestar los efectos de
dichos fenómenos que les afectan, como si sintieran que la solución de sus
problemas escapara de sus manos.
En Zapara, el viento y el agua simbolizan peligro, precaución, amena-
za. Los pobladores asumen los chubascos con miedo, en tanto que asu-
men los mareones con resignación, con dolor. En El Consejo, el agua y el
viento son bien recibidos, como una suerte de bendición; por contrario a
la sequía o el fuego, que se asumen con miedo y como amenaza. El fuego
quizá pueda no afectar directamente al poblado, si bien una de las conse-
cuencias del mismo, es la ola de humo que asola a la comunidad cuando
se producen las talas y quemas, que muchas veces son espontáneas por la
sequía o «verano» prolongado.
Dichos riesgos propician imaginarios y representaciones particulari-
dades en cada comunidad, en donde en Zapara, por ejemplo, los imagina-
rios y representaciones giran en torno a las lluvias y al agua, en tanto que
en El Consejo de Ciruma son en torno a la sequía y al fuego. En ambos ca-
sos, dichos imaginarios y representaciones surgen por la interacción entre
ser humano y medio, en donde este último constituye parte fundamental
e indisoluble de la cultura.
Es imperativo la creación y presentación de propuestas para la gestión
ambiental en ambas comunidades. Dichas propuestas deben enfocarse en
el manejo y prevención de riesgos. Manejo de riesgos, en el sentido de
proponer estrategias para mitigar y contrarrestar las amenazas y peligros
para la comunidad. Ello se desprende de los planteamientos de Duclos (en
García Acosta, 2005), en los que es imperativo el estudio de la percepción
y construcción social del riesgo, en donde muchos de los peligros son pro-
ducto de la desinformación y desconocimiento por parte de las comuni-
dades. Prevención de riesgos, en tanto que al tenerse un adecuado manejo
de los recursos, se pueden mitigar e incluso evitar los factores de riesgo.
En este sentido las propuestas de gestión ambiental tomando en cuenta
los riesgos deben surgir desde el seno de las comunidades quienes conocen
su contexto y sus características especícas. Para ello, es necesario trabajar
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 57
en conjunto con las comunidades para la elaboración de planes que surjan
de sus propias experiencias y cuyas soluciones emanen de su percepción
de riesgo, si bien se reconoce la necesidad de concientizar a la población
sobre gestión ambiental.
58
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
ABRIC, Jean-Claude (2001). Las representaciones sociales: aspectos teó-
ricos; En ABRIC, Jean-Claude (Comp.).: Prácticas sociales y representacio-
nes. En México, Ediciones Coyoacán.
ALTEZ, Rogelio; RODRÍGUEZ, José Antonio y URBANI, Fran-
co (2004). Historia del pensamiento sismológico en Venezuela, una mirada
inquieta. Caracas, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central
de Venezuela, FUNVISIS, Sociedad Venezolana de Historia de las Geo-
ciencias.
ALTEZ, Rogelio (2010). Si la naturaleza se opone… Terremotos, his-
toria y sociedad en Venezuela. Caracas, Editorial Alfa.
AMODIO, Emanuele (2005). El n del mundo. Culturas locales y de-
sastres: una aproximación antropológica. Caracas, FACES – UCV.
FIORE, Bárbara (1985). Antropologia dello spazio. La Ricerca Fol-
clorica Nº11. Bresca (Italia), Grafo Edizioni.
FUENMAYOR, William (2011). Atlas del Zulia: Síntesis Socio Histó-
rico Cultural y Geográca. Maracaibo, Splanos.
DURAND, Gilbert (2005). La imaginación simbólica. Buenos Aires:
Amorrortu Editores
DURAND, Gilbert (2006). Las estructuras antropológicas del imagi-
nario. México, Fondo de Cultura Económica.
GARCÍA ACOSTA, Virginia (2005). El riesgo como construcción so-
cial y la construcción social de riesgos. Desacatos,m. 19, septiembre-di-
ciembre 2005, pp. 11-24.
JULIO CÉSAR GARCÍA DELGADO 59
GEERTZ, Cliord (2003). La interpretación de las culturas. Barcelo-
na, Gedisa.
HÉRIN, Robert (2006). Introducción a la Geografía Social. Maracai-
bo, LUZ, Vicerrectorado Académico.
KOTTAK, Conrad Phillip (2007). Introducción a la Antropología
Cultural. Madrid, Mc Graw Hill.
LECUNA, Vicente (Ed.) (1921). Atlas de los Estados Unidos de Ve-
nezuela. Caracas: Talleres de Litograa de la Escuela de Artes y Ocios.
LÓPEZ, Gabriela; SOLÉ, Maria; LÓPEZ-BAUTISTA, Juan. (2016).
Catálogo sistemático de las macroalgas marinas de Isla Zapara, Estado Zu-
lia, Venezuela. Algas. 51. 52-62.
SCHWARZ, Fernando (2008). Mitos, ritos, símbolos: antropología de
lo sagrado. Buenos Aires, Biblos.
SPERBER, Dan (1988). El simbolismo en general. Barcelona (España):
Antrhopos.
STRAUSS, Emilio. y otros. (2000). Miranda, síntesis sociohistórica,
cultural geográca. Splanos, C. A. Maracaibo.
VALS, Mario (2000). Con Paul Ricoeur: indagaciones hermenéuti-
cas. Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas.
ENTREVISTAS
Instituto Nacional de Estadística. www.ine.gov.ve
Entrevistas
Ana Bueno, realizada el 21 de julio de 2013 en el Consejo de Ciruma.
José Luis Bueno, realizada el 21 de julio de 2013 en el Consejo de Ci-
ruma.
María Méndez, realizada el 21 de julio de 2013 en el Consejo de Ci-
ruma.
Francisco Rodríguez, realizada el 16 de julio de 2013, en la isla de Za-
para.
María Vílchez, realizada el 17 de julio de 2013, en la isla de Zapara.
Hernán Osorio, realizada el 17 de julio de 2013, en la isla de Zapara.
Nilda de Osorio, realizada el 17 de julio de 2013, en la isla de Zapara.
Adelso Morales, realizada el 18 de julio de 2013, en la isla de Zapara.
Ana Marcolina de Morales, realizada el 18 de julio de 2013, en la isla
de Zapara.
FONDO EDITORIAL DE LA ACADEMIA DE HISTORIA
DEL ESTADO ZULIA
Juan Carlos Morales Manzur
Presidente
Jorge Vidovic López
Coordinador
Reyber Parra Contreras
Édixon Ochoa Barrientos
Lucrecia Morales García
Miembros
Publicación digital del Fondo Editorial de la
Academia de Historia del estado Zulia, Centro
de Estudios Históricos de la Universidad del
Zulia, Ediciones Clío y Fundación Difusión
Cientíca.
Julio de 2022
Maracaibo, estado Zulia, Venezuela.
Mediante este código podrás acceder a nuesto sitio web y visitar nuestro
catálogo de publicaciones
IMAGINARIOS, REPRESENTACIONES Y GESTIÓN AMBIENTAL SOBRE RIESGO,
AMENAZAS Y DESASTRES EN ZAPARA Y EL CONSEJO DE CIRUMA
Una mirada comparada
Academia de Historia del estado Zulia
Julio César García Delgado
Imaginarios, representaciones y gestión ambiental sobre riesgo, amenazas y
desastres en Zapara y El Consejo de Ciruma: Una mirada comparada parte de la
realización de un estudio comparativo en El Consejo de Ciruma (Municipio Miran-
da de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo y la Isla de Zapara (Municipio
Almirante Padilla) en torno a la construcción de imaginarios y representaciones
sobre riesgos, amenazas y desastres en las comunidades mencionadas, bajo
una mirada antropológica. Se parte de la idea de “desastre” como una categoría
cultural, en tanto que sus efectos trascienden lo material y deja secuelas socio-
culturales que quedan grabadas en el imaginario de los grupos que lo padecen
y se generan representaciones en tornos a dichos eventos catastróficos
Julio César García Delgado
Oriundo de Maracaibo, Zulia (1983). Docente e investi-
gador de la Universidad Nacional Experimental “Rafael
María Baralt” desde 2006, adscrito al departamento de
Ciencias Sociales del Programa Educación. Lcdo en
Educación, mención Ciencias Sociales (Universidad
Católica Cecilio Acosta, 2005). MSc. en Antropología,
mención Antropología Social y Cultural (Universidad
del Zulia, 2012). Candidato a Doctor en Educación
(Universidad Nacional Experimental “Rafael María
Baralt”). Coordinador de la línea de investigación Diná-
micas geohistóricas, representaciones y sostenibilidad
del Centro de Estudios Sociohistóricos y Culturales.
Coordinador del Fondo Editorial de la Universidad
Nacional Experimental Rafael María Baralt (2019-2022).
https://orcid.org/0000-0001-9213-2593 juliogarciad@hotmail.com